Bien está que el Real Zaragoza sacase consecuencias felices del punto logrado el pasado sábado en Reus, donde debió ganar para constatar su superioridad y sus intenciones en esta Liga. Bien está que aprecie los 4 puntos como un buen comienzo de campeonato, aun estimando ese último partido como una tacha propia de los primeros envites de la temporada. Bien está que crea que la temporada será bien otra por este camino de continuidad. Mejor está que sepa cuál es su sitio, su exigencia, que distinga los rivales, que reconozca en el encuentro del sábado la verdad de por dónde se moverá esta Liga de numerosas aristas. Hay enemigos poderosos esta vez, más aún. Entre los de talón grueso, por supuesto, están los tres equipos recién descendidos. Unos de ellos es Las Palmas, que se ha permitido el lujo de cambiar de un plumazo la plantilla este verano. Se ha deshecho de 22 futbolistas y ha construido su nuevo equipo con 24 caras nuevas. Casi nada. Ese es el equipo que llega esta jornada a La Romareda para conformar el primer gran partido del año en casa.

Ya lo advirtió Dani Lasure en su comparecencia del martes: «Aunque a principio de Liga los partidos son algo distintos porque los equipos no están al 100%, esta será otra batalla, un partido totalmente distinto de los que hemos tenido hasta ahora. Está claro que será difícil porque tienen buena plantilla y vienen de donde vienen». Es decir, que en nada se parecerá a los dos primeros duelos del curso, donde el Zaragoza era superior de antemano y los plasmó sobre el campo, pese a su borrón en el remate en Reus con un coste de dos puntos.

Javi Ros, capitán al mando en los primeros compases de la temporada, coincidió ayer en la descripción del partido ante Las Palmas: «Por plantilla y por nombre es el primer gran partido. Todos sabemos que los recién descendidos son muy poderosos económicamente, pero ya sabemos que ningún partido es fácil. Ellos son un equipo rápido, con jugadores importantes, pero el equipo está haciéndolo bien e irá a más. Si estamos finos, seguro que estaremos cerca de ganar. En casa somos fuertes ante cualquier rival», explicó el tudelano , que añadió que el equipo está «con muchas ganas de que llegue el partido» porque es «un buen reto ante un gran equipo y estamos convencidos de que vamos a competir bien, de que podemos lograr los 3 puntos».

Al contrario que en algunas temporadas anteriores, nadie en la plantilla teme afirmar públicamente que el objetivo del Zaragoza es el ascenso y que el equipo se siente fuerte para conseguirlo. Las Palmas, sin duda, enseñará en qué punto está el equipo de Idiakez, que, eso sí, se aplica las mismas pautas de la pasada campaña en cuanto a previsiones. Se habla solo del siguiente partido. «Hay un buen equipo, que ilusiona y que puede competir todos los fines de semana, pero el único partido que podemos ganar ahora es el de Las Palmas, así que no lleva a ningún lado pensar más allá de este partido», manifestó Ros, que ve en La Romareda un factor clave para el desarrollo del torneo: «La comunión con la afición es magnífica y eso nos afecta para bien y al rival para peor. A nosotros nos da un plus y debemos aprovecharlo para ganar como hasta ahora y seguir ganando».

Dos nombres destacan en el rival antes del partido. El primero es Manolo Jiménez, el hombre de la jota tras la increíble salvación del 2012. También del último descenso, por ahora maldito. Desde su marcha, el Zaragoza no ha vuelto a Primera. El otro es Rubén Castro, el delantero que ha castigado históricamente al equipo aragonés y que ha vuelto a casa a los 37 años para devolver a Las Palmas a Primera. De momento, en las dos primeras jornadas ha anotado tres goles, dos ante el Reus y uno frente al Albacete. «Es un jugador a tener en cuenta, que marca las diferencias como ya ha demostrado muchas veces. A mí me motiva jugar contra futbolistas así. Habrá que tenerlo controlado para que no nos haga daño».

Dice Javi Ros que ve a Imanol Idiakez «con muchas ganas de hacer las cosas bien y trabajando mucho» en la construcción de un equipo que no ha variado apenas en cuanto a estructura respecto a la temporada pasada. «El míster no es el mismo y en todas las posiciones hay matices diferentes a los que tenía el entrenador anterior. Hay que tratar de cogerlos cuanto antes y perfeccionarlos. Tenemos mucho margen de mejora y podemos hacer las cosas mejor. En ello estamos, en mejorar para ganar partidos», dijo el centrocampista, al que se le ve más suelto en ataque respecto a campañas anteriores: «Imanol me está dando confianza para llegar arriba. Yo me encuentro bien y quizá eso también puede afectar en que yo esté más tranquilo y pueda hacer lo que el míster quiere».

En su nuevo desparpajo se podría incluir el gol. Solo dos marcó en cada una de las últimas temporadas. Uno en la media anterior, que igualó en la primera jornada con el penalti transformado ante el Rayo Majadahonda. «Espero hacer alguno más que las temporadas anteriores, aunque en mi caso es algo anecdótico. Yo me encuentro bien y espero ir creciendo poco a poco, puedo dar mucho más».

Las conclusiones las dejó para asegurar que el regreso de los lesionados será muy positivo, «con un beneficio individual y colectivo» y para admitir que el equipo debe crecer en ataque. «Tuvimos al Reus sometido, pero en los metros finales nos faltó un poco de finura. Hay que ir ajustando un poco esa parte ofensiva, aunque llegará el partido en que estemos más finos y acertados».