La primera victoria del Tecnyconta Zaragoza llegó el día que el equipo tiró menos veces de tres en toda la temporada pero tuvo el mayor acierto, el día en el que buscó más y encontró mejor a sus pívots, el día en el que seis jugadores sumaron más de diez puntos, el día en el que más pareció un equipo sólido de todos. La primera victoria del Tecnyconta Zaragoza llegó en la quinta jornada porque el equipo aragonés la quiso desde el primer momento y porque la mereció más ante un Andorra que sin Burjanadze tiene un agujero importante en el interior y tras perder a Albicy por lesión en el primer cuarto se quedó con Blazic como único sustento. La primera victoria del Tecnyconta fue un 95-78 que la grada alentó y disfrutó a lo grande.

Fue un triunfo solvente ante un rival que fue de más a menos hasta acabar pareciendo poca cosa, menos que otras veces. Su mérito tuvo el Tecnyconta, por supuesto, que desde el primer momento mostró ambición y una idea clara para lograr la victoria, meter más balones dentro. Le costó arrancar porque sufrió en los primeros minutos ante un rival que se plantaba con demasiada facilidad en el aro aragonés, pero tras la lesión de Albicy a los ocho minutos y unas correcciones de Cuspinera al descanso, el Tecnyconta cerró a cal y canto esa vía de agua.

La victoria llegó gracias a la buena labor defensiva del equipo aragonés, que supo cerrar el rebote con autoridad, y al equilibrio que encontró en su juego de ataque. Con más balones en la pintura emergieron con fuerza sus dos pívots, Varnado y, sobre todo, De Jong, con más penetraciones sacó más faltas personales y más tiros libres y con más juego interior tiró menos veces de tres que en los cuatro partidos anteriores pero con el mejor acierto del curso: 10/22 (45%). También dio un paso al frente Dragovic, muy seguro en el rebote defensivo y mucho más incisivo en ataque. El equipo encontró ahí su mina y los interiores la explotaron a pico y pala, con un trabajo constante y efectivo.

El equipo puso intensidad y velocidad, a veces en exceso. Sobre todo se equivocó cuando quiso correr en la segunda parte para romper el partido cuanto antes. No lo necesitaba y ese intento de hiperrevolucionar el juego se tradujo en más balones perdidos. 16 regaló el equipo aragonés, demasiados, que el rival no supo aprovechar. Desbordado por dentro, el Morabanc Andorra sobrevivió a base de triples, a base de Blazic, hasta que se le cerró ese grifo. Ese fue el mayor debe en el Tecnyconta, que fue superior en el resto de las facetas, sobre todo en el rebote, también en el juego, que ganó sin paliativos.

Fue superior asimismo porque, por primera vez en lo que va de temporada, fue capaz de juntar al mayor número de jugadores haciendo cosas por el equipo. Seis sumaron más de diez puntos, siete valoraron por encima de la decena, cuatro capturaron cinco o más rebotes. Todos los que salieron aportaron algo, en mayor o menor medida, bien en ataque bien en defensa, y el grupo se mostró más equipo que nunca. El Tecnyconta jugó convencido y convenció a su gente, que siempre estará del lado de unos jugadores que peleen cada acción, que no bajen los brazos, que pongan fe y corazón. Ayer el Tecnyconta rugió de verdad por primera vez.