Nunca una carrera ciclista de tres semanas --de hecho solo hay tres, el Tour, la Vuelta y el Giro-- había partido más allá de los parajes habituales de Europa. Nunca hasta el 2018 las bicis profesionales habían viajado tan lejos para iniciar el 4 de mayo la ronda italiana nada menos que en las calles más occidentales del viejo Jerusalén. De Jerusalén Oeste, según la primera información de RCS, la empresa que organiza la prueba, tenía que salir el Giro 2018. Tal denominación agradó a los palestinos, los mismos que protestaron el 29 de noviembre en Milán, mientras se descubría el recorrido de la carrera. Pero no a los israelíes que, de hecho, eran los que pagaban.

Diversas informaciones periodísticas publicadas en Israel afirman que el Gobierno israelí, a través de su infraestructura deportiva y turística, ha invertido 12 millones de euros para acoger la ronda ciclista. Y, de estos, 4 millones han ido a parar a la tesorería del Giro. Con este capital han conseguido lo que hasta ahora, sobre todo por cuestiones políticas, se le había negado al Estado de Israel y que no era otra cosa que poder organizar un evento deportivo de primer nivel. 200 países verán entre el 4 y el 6 de mayo las tres etapas del Giro por Tierra Santa, desde el norte del país hasta el sur, pasando junto al mar Rojo y mostrando los encantos de Jerusalén y también de Tel Aviv, donde acabará la segunda etapa.

La presencia de Froome

Las mismas informaciones de la prensa israelí, que confirman la inversión del país en la apuesta ciclista, niegan que su gobierno haya pagado otros dos millones de euros a Chris Froome para convencerlo y conseguir que el cuatro veces ganador del Tour se apunte al Giro, con el riesgo deportivo que supone, antes de afrontar la ronda francesa.

Israel tendrá a Froome, a las principales figuras italianas y a buena parte de la flor y nata del pelotón internacional pero para ello tuvo que amenazar a la organización italiana con romper el acuerdo si no retiraba de la propaganda oficial de la carrera la denominación de Jerusalén Oeste como punto de partida y llegada de la jornada inaugural de la prueba, una contrarreloj individual de 9 kilómetros y 700 metros por la calle de la nueva capital de Israel, reconocida por Donald Trump.

Judíos junto al Muro de las Lamentaciones, en Jerusalén / AP

En pocas horas desapareció el término Oeste y la organización del Giro informó que la primera etapa partía y llegaba a Jerusalén, siguiendo las directrices del Gobierno israelí que considera como una sola villa, sin distinciones, desde que en 1967 unificó la ciudad. Y, ¿que sucedió? Pues que la autoridad palestina protestó y mostró su enfado por la presencia de las bicis en la zona.

El 18 de septiembre se informó oficialmente de la salida israelí del Giro. Entonces todo eran parabienes, ninguna discrepancia, besos y abrazos. Pero a las pocas horas la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ya dejó claro que no se mantendrían en silencio y que harían oír su voz.

El Giro, de todas formas, avanza. Ya están contratados los vuelos que deben dejar a los corredores en Sicilia el 6 de mayo por la noche, antes de la primera de las tres jornadas de descanso. Los equipos prepararán dos infraestructuras, la que colaborará con los corredores en Israel y la que los esperará en Italia. Y, mientras, Israel ya ha comenzado a anunciar las diferentes iniciativas que llevarán a cabo coincidiendo con la visita del Giro.

Un héroe llamado Bartali

Se ha invitado al Papa Francisco, para intentar hermanar a las dos religiones, la hebrea y la católica, ya que el Giro parte de Jerusalén y termina en Roma. Difícilmente el Vaticano accederá a la petición. En cambio, se recordará el Holocausto y se homenajeará a Gino Bartali (1914-2000) el gran campeón toscano, vencedor de dos Tours y tres Giros y quien burló los controles nazis durante la ocupación italiana para llevar escondida en el interior de los tubos de su bicicleta documentación que permitió salvar de la muerte a 800 judíos. Hasta su muerte, a pesar de estar considerado como uno de los símbolos deportivos del fascismo, no se supo su acción heroíca, que ahora recompensarán las autoridades de Israel.