«Ahora lo primero que haré será ir a comprarme el traje, no tengo nada», dijo Garbiñe Muguruza pensando en la cena de campeones tradicional. Lo dijo ya en español, cuando los periodistas de la prensa internacional habían abandonado la sala. Relajada, feliz y tranquila, la nueva campeona de Wimbledon no quería que le pasara como cuando ganó su primer Grand Slam. «Quiero disfrutar cada momento que viva porque no pude hacerlo en Roland Garros, cuando gané allí se me pasó volando y no disfruté lo suficiente. Quiero ser consciente de lo que he conseguido y disfrutarlo», insistió.

Después de tres semanas intensas de trabajo, «mucho esfuerzo, de partidos muy duros, que los ha habido, de querer hacerlo bien porque a eso vine dispuesta», Muguruza se mostraba relajada «aunque la adrenalina está aún ahí», decía. La victoria ante Venus Williams no le venía de sorpresa y así lo destacaba. «Salí a ganar, a creer que podía y, cuando vi la pista cubierta, llena, me dije ‘qué bien que estoy aquí’. Eso es lo que me motiva», explicó. Partidos así son los que siempre ha dicho Muguruza que son por los que juega al tenis. «Quería hacerlo bien, quería aprovechar mi oportunidad, demostrarlo, que hablase mi raqueta», insistió.

Bailar con Federer

Estaba orgullosa de cómo había jugado ante la exnúmero 1 estadounidense que, minutos antes, había reconocido: «Muguruza me ha dado una lección para tomar nota». Ser número 1 no es una prioridad. «Ahí lo tengo, pero si he de ser sincera prefiero ganar torneos así. Wimbledon es muy especial», comentó.

Además, no quería hablar del futuro. «Tener que volver a comenzar es complicado. Vienes de tanta emoción y pensar que jugarás bien todo el año no es fácil». Ayer solo pensaba en su vestido. Celebrarlo y si pudiera elegir «bailar con Federer», aunque la tradición del baile de campeones ya no se hace desde el lejano año 1976.