La llegada de Ranko Popovic cambió la vida del Real Zaragoza con la pelota. La tuvo y la retuvo a niveles muy superiores que su antecesor, Víctor Muñoz, destituido tras 14 jornadas en el banquillo y una tensión constante con la nueva directiva. Ese trato más habitual con la pelota se tradujo en una tacada de buenos resultados que comenzaron con una goleada sobre la Ponferradina (4-1) en el debut del serbio. Había una relación directa entre el juego y tener durante más o un poco menos tiempo el esférico que el contrario. Em 14 partidos, Muñoz había logrado mandar en tres ocasiones (Mallorca, Racing y Tenerife). En 17, Popovic ha controlado siete choques (Girona, Mirandés, Las Palmas. Recreativo, Sabadell, Llagostera y Racing). El primero ganó dos de ellos; el segundo, tres. No siempre ser dueño del balón se traduce en ser mejor en el marcador final.

El porcentaje de posesión del equipo Víctor Muñoz fue del 21,42% y el de Ranko Popovic se dispara hasta el 41,17/%. La diferencia es muy considerable. El Real Zaragoza, sin embargo, está sufriendo un enorme descenso en el último tramo de la competición, en el que solo ha dispuesto más de la pelota en tres de nueve partidos (Sabadell, Llagostera y Racing, imponiéndose solo a los cántabros). Desde que venció al Recreativo en La Romareda con un 56% de posesión, contra Osasuna, Barcelona B, Alavés, Mallorca, Lugo y Alcorcón ha ido por detrás sumando los tres puntos frente a navaros y catalanes.

Tener o no tener no siempre guarda una relación directa con ser mejor o sacar más rendimiento al equipo. El Real Zaragoza, al margen de los datos, tiene serios problemas para gobernar los partidos en el momento justo y en los espacios adecuados. Golpea en ataque, pero le falta fluidez, calidad colectiva y combinación. Un dato significativo es que de las 12 victorias que lleva, 7 las ha conseguido precisamente con menos balón en sus pies que el adversario.

Al final, lo que importa de verdad es si el control se refleja en la suma de puntos. Aquí, Víctor Muñoz supera a Ranko Popovic. El aragonés firmó, con un juego más directo, una media de 0,7 puntos por encuentro. El técnico serbio atesora, por el momento, 0,6 con su intento de que la pelota transite más por las botas de sus futbolistas. Sin asegurar de forma tajante qué es lo mas recomendable para esta plantilla, se adivina tímidamente que le resulta más productivo si acorta la transición y se presenta lo antes posible arriba.