Contra el reloj pero sin apurar hasta la medianoche, la secretaría técnica del Real Zaragoza ha logrado cubrir algunas de sus necesidades más imperiosas, forzadas por la venta de Diego Rico al Leganés y por la lesión de Dongou, circunstancias que dejaron la defensa y la delantera en estado precario. Sin embargo no ha podido satisfacer la solicitud de Luis Milla de conseguir un centrocampista de mayor jerarquía, lo que deja esa parcela bastante coja en el trabajo de elaboración y con Wilk, al que se pretendía dar una salida, dentro de ella. Por el camino se ha resuelto un episodio triste y lamentable, la salida de Sergio Gil tras asumir el jugador una renovación de contrato con el club, que lo ha traspasado al Lugo haciendo valer los derechos que se le cuestionaban. El canterano y su representante han quedado en muy mal lugar en un pulso tan innecesario como desafortunado.

Aunque en ataque se trató la incorporación de futbolistas más hechos como Barreiro, Kike Sola o Álex Alegría, se ha logrado la cesión por una temporada sin opción a compra de Juan Muñoz, un joven y prometedor delantero centro con poco kilometraje profesional pero una estupenda proyección. Goleador en las categorías inferiores del Sevilla, el futbolista de Utrera es un 9 con menos impacto mediático, pero apunta a ser, en el futuro, una solución de mucha más proyección que los candidatos que se han barajado para el ataque. Sobre la bocina ha llegado el camerunés Frank Bagnack, de 21 años y un historial que mezcla el perfil de un estupendo central y un tipo excesivamente impulsivo fuera y dentro del campo, para refozar la línea de seguridad, donde la continuidad de Cabrera (sin acuerdo de renovación firmado) ha supuesto un alivio al menos hasta enero.

El conjunto aragonés, disputadas ya dos jornadas y con cuatro puntos en su haber, ha cerrado esta noche su plantilla con 12 fichajes y dos renovaciones, además de quedarse en propiedad a Eik Morán tras desentenderse el Athletic de la cláusula de repesca que tenía sobre el centrocampista: Irureta, Fran, Casado, Marcelo Silva, Bagnack, Popa, Zapater, Cani, Xumetra, Javi Ros, Lanzarote, Edu García, Barrera y Juan Muñoz. La cirugía en el vestuario con respecto a la temporada pasada ha sido considerable, una operación a gran escala y ejecutada por restricciones económicas y por salud deportiva. En el banquillo también: Luis Milla ha tomado el timón de un equipo que se suma a la tropa de aspirantes al ascenso, una multitud de meritorios que irá filtrando la competición.

Con ese aluvión de novedades y pese a dos resultados positivos en el arranque del campeonato contra UCAM Murcia y Lugo, el Real Zaragoza tendrá que ganarse las habichuelas jornada a jornada. Hay clubes que, con más capital para invertir, se han armado hasta los dientes, por ejemplo el Valladolid de Paco Herrera o el Getafe de Juan Eduardo Esnáider. El equipo aragonés, tímido en su arquitectura final, tendrá que ir ganando terreno a ese desventaja de potencial con una buena dosis de paciencia, intentando ajustar cada pieza a su sitio y otorgando el rol que corresponde a cada jugador hasta dar forma a una identidad acorde a su ambicioso objetivo. Juan Muñoz y Frank Bagnack, quien al igual que Dongou fue hijo deportivo de la Fundación de Samuel Eto'o en su etapa azulgrana, han sido los últimos en aterrizar a este proyecto de claroscuros que nació sobre el pilar de una apuesta centrada en los regresos de Cani y Zapater como ídolos del pasado y referentes del zaragocismo futuro, y que suelta amarras hacia una aventura incierta. También emocionante.