Lleva mucho tiempo y muchos partidos este Real Zaragoza desoyendo la estadística de la posesión del balón, una forma de medir el gobierno de los partidos que no siempre se ajusta a la realidad en el marcador. Pero tener la pelota en los pies no es malo, todo lo contrario, y cuanto más tiempo mejor. En casi todos sus encuentros, el rival ha entendido la pelota como una herramienta de trabajo muy útil, mientras que el conjunto aragonés se ha preocupado de correr para robarla buscando la sorpresa, el chizpazo individual o el gol en propia meta. No es un conjunto tan limitado como para entregarse por completo a las decisiones de sus adversarios, pero por costumbre, estrategia o quién sabe si ciertas limitaciones se arruga y se estira sin mucho concierto. Le ha ido bien alguna vez, y quizá en ese aparente beneficio esté su penitencia. El 0-0 contra el Nástic alimentó su confianza después de dos desplazamientos con la portería agujereada. Sobre la seguridad defensiva, es cierto, se amasa la ambición, si bien hay que fomentarla con otros argumentos, entre ellos ser capaz de elegir el destino y que no sea el azar quien llame a tu puerta. Milla salió abatido por el abatimiento de sus jugadores en el descanso tras recibir el empate, pero debería preguntarse en la intimidad que cuota de responsabilidad le corresponde para que a sus chicos se les desinfle el carácter. Sin duda, el entrenador no es la alegría de la huerta.

Extraña que Luis Milla, un futbolista que mantuvo largas y fructuosas charlas con la pelota en su etapa profesional, invite a este tipo de planteamientos tan rácanos, ásperos, renegados de creatividad. Es como si el primer asustado fuera él como un equipo al que contempla frágil procura proteger de alguna manera. Hoy intentó darle una vuelta con el debut de Juan Muñoz, pero envió a Ángel a trabajos forzados para ayudar a Casado. La valentía atacante fue de postureo pese a que el andaluz marcara en una de las dos o tres veces que el Real Zaragoza pisó el área numantina en todo el encuentro. Lanzarote no siempre puede descubrir la penicilina, y ese trivote con Javi Ros de tapón por delante de Morán y Zapater... Sin intensidad, ni presión colectiva ni un jerarca en el centro del campo, el conjunto aragonés fue zarandeado por Julio Álvarez, un líder de verdad en zonas de decisión media u ofensiva. El venezolano, con 35 años, los mismos que Cani, desabrochó cuando y como quiso la ruinosa propuesta de atascamiento. Suya fue la asistencia para Manu del Moral en el minuto 45, un gol de cabeza del punta en el santuario de Irureta, su área chica. El portero se quedó hipnotizado en lugar de sacar los puños como una herradura.

Del vestuario salió el Real Zaragoza, como descubrió Milla, pálido, afectadísimo. En ese cuarto de curas, un entrenador debe ser un prestigioso doctor de almas. Pero lo contó en la sala de prensa al final como si hubiera asistido como invitado al funeral, impotente de elevar el ánimo alicaído de un grupo débil. Si en la primera parte no vio el balón, en la segunda ni lo escuchó, siempre en propiedad de un Numancia mejor en todos los sentidos: más vivo, inteligente, despierto, activo, veloz, atrevido y con gol, un lanzamiento violento de Nacho con la defensa de Milla rezando el miserere. El Real Zaragoza se puso ordenadamente en el paredón y asistió a un fusilamiento consentido. A partir de ese momento no cambió ni un ápice. Por detrás del esférico, llegando tarde a las luchas divididas, fallando pases sencillos. Y Milla cambiando a Fran por un Isaac que necesita salir hasta de la convocatoria, decisión para lo que no hace falta carnet alguno... El equipo aragonés se abandonó a la anarquía, desajustado, ciertamente apesadumbrado, arrastrado por las miserias que se alojan en el corazón por mucho que se le haga latir corriendo hacia el abismo. Despreció el balón, como es habitual, y rodó hacia la insignificancia. Milla tiene trabajo. Consigo mismo, también. Sí, hay que activar el plan C.

- Ficha técnica

2 - Numancia: Munir; Unai Medina, Regalón, Callens, Ripa; Ruiz de Galarreta (Escassi, min. 84), Iñigo Pérez; Nacho, Julio Álvarez, Mateu (Capilla, min. 85); Manu del Moral (Acuña, min. 74).

1 - Zaragoza: Irureta: Isaac (Fran, min. 60), Marcelo Silva, Cabrera, Casado; Zapater (Barrera, min. 70); Lanzarote, Eric Morán, Javi Ros, Ángel; Juan Muñoz.

Goles: min. 38, 0-1: Juan Muñoz. Min. 45, 1-1: Manu del Moral. Min. 54, 2-1: Nacho.

Árbitro: Pérez Montero (Comité andaluz). Enseñó cartulina amarilla al numantino Ruiz de Galarreta y a los zaragocistas Erik Moran y Lanzarote.

Incidencias:4.739 aficionados en el derbi del Moncayo, con presencia de medio millar de aficionados zaragocistas, en una tarde de buena temperatura ambiental. Séptima jornada de laLiga 1/2/3