Luis Milla lleva dos partidos consecutivos apostando por Juan Muñoz y por Ángel. El primer día que aparecieron en la alineación fue como un sobresalto: ¡dos delanteros en el once! Pero no. Ángel, como en Soria, volvió a ejercer de ese papel de esforzado extremo que ya interpretó la temporada pasada y que le aleja a años luz de su zona de acción natural. El entrenador no pretende engañar a nadie, pero el invento no funciona y lo intentó arreglar de aquella manera. Se trata de una clara mentira piadosa. Pese a que ambos tuvieron un protagonismo agitador en zonas intrascendentes, buscándose la vida en solitario, el peso ofensivo fue casi nulo. Sólo hubo un amago, en la segunda mitad, donde el técnico decidió situar las piezas en su sitio. Y fue cuando el Real Zaragoza pudo adelantarse en el marcador con tres oportunidades consecutivas que abortó Kieszek, magnífico con manos gigantes y reflejos felinos. Sin duda demasiado tarde si lo que se pretendía era seguir ganando en La Romareda, porque el Córdoba, después de sufrir esas descargas de electricidad, se armó con suficiencia para no sufrir nunca más. Para llevarse un punto, porque más no le interesaron ni pudo en una recta final en la que prefirió congelar el partido.

Dos puntas sin punta. Invisibles la mayor parte de la contienda salvo para recibir faltas de todos los colores y, de esa forma tan original, tirar del recurso táctico. El Real Zaragoza y Ángel sobre todos los demás se confunden, y no está el conjunto aragonés para grandes distracciones en ninguna línea, para hacer que el canario corra de arriba abajo y en diagonal como si fuera un doberman sin dueño. En ese amaisjo atacante, el único que sabe por dónde ir sin empastarse entre rivales y momentos de escasa corduda futbolística es Manu Lanzarote. El Córdoba se adelantó gracias un penalti de Casado sobre Guille muy portestado por la afición local y tuvo que ser el zurdo quien pusiera la igualada en la cabeza de Cabrera antes de que el Real Zaragoza cayera en una profunda depresión competitiva. En una acción a balon parado, otra más porque no hay mucho más.

Los andaluces amenazaron media hora. Mejor dotados técnicamente, bien puestos y transitando con comodidad hacia la portería de Irureta, se asomaron al balcón del área sin mojarse demasiado. El costado de Isaac fue de nuevo otro chollo, esta vez para Juli, y Milla tuvo que dar entrada a Fran en un cambio que se ha convertido en un clásido de los últimos partidos. El lateral mejoró un poco la salida, atrapada en la lentitud e imprecisión de Morán, Zapater y Ros, una medular hidráulica, sin flexibilidad alguna, atornillada y lenta. Repetitiva hasta la saciedad.

El Real Zaragoza amaga con jugar valiente pero no se atreve. El Real Zaragoza fortalece su esqueleto central pero sufre de artrosis imaginativa. Como Muñoz y Ángel, se hace invisible con un par de apariciones para asustar y regresa a su ingravidez. Dos delanteros condenados a fabricarse ya no sólo sus ocasiones, sino los pases que les deberían de llegar para aumentar su participación. Ángel baja a y Muñoz los espera. Por el camino, la nada.

- Ficha técnica:

1 - Real Zaragoza: Irureta; Isaac (Fran, min.46), Marcelo Silva, Cabrera, Casado; Zapater; Lanzarote, Erik Morán, Javi Ros (Pombo, min.86), Ángel; y Juan Muñoz (Edu García, min.69).

1 - Córdoba C.F.: Kieszek; Caro, Bijimine, Rodas, Cisma (De los Reyes, min.86); Guille (Edu Ramos, min. 63), Luso Delgado, Caballero (Bergdich, min.63), Juli; Alfaro y Rodri.

Goles: 0-1. min.23. Rodri (penalti); 1-1. min.28. Cabrera.

Árbitro: Pérez Pallás, del Comité Gallego. Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Ángel, Cabrera y Lanzarote, y a los visitantes Caballero, Rodri, Luso Delgado y Cisma.

Incidencias: partido correspondiente a la octava jornada de LaLiga 1/2/3 disputado en el estadio La Romareda de Zaragoza ante unos 17.000 espectadores.