Al Real Zaragoza y a Carreras se les atragantó el descanso. No es que el equipo aragonés hubiera realizado una primera parte de ensueño, sino más bien un crucero de placer por el campo de una Ponferradina arrugada, temerosa y demostrando sin tapujos su inferioridad. Aun así, había dominado con autoridad, siendo un bloque más o menos homogéneo bajo el paraguas de ese sistema de robo adelantado e inmediato. Acusó las ausencias de Lanzarote e Hinestroza para, una vez recuparada la pelota, profundizar con ella con tobillo fino o desborde veloz.

Pedro y Sergio Gil, sobre todo el primero, no daban soluciones verticales por los costados, y Dongou se veía obligado a intervenir por su cuenta. No era un primor el juego del cuadro aragonés, no, pero tácticamente tenía todo controlado salvo la producción de ocasiones, una de Dongou tan solo. El final de la primera parte se llevó consigo todo lo bueno de un Real Zaragoza que regresó al campo lobotomizado. Y su entrenador tampoco ayudó mucho para recuperar la jerarquía, perdida por completo en cuanto comenzó a rodar la pelota en el segundo capítulo.

La Ponferradina dio un paso adelante. Nada del otro mundo hasta que se empezó a soltar, a superar la línea de presión con el corazón y varias carreras que le trasladaron a otra dimensión, la de competir por el encuentro. Se iba torciendo el partido y Carreras tomó cartas en el asunto. Toda la baraja. Primero quitó a Ros y metió a Ángel por detrás de Dongou, con lo que se perdió el centro del campo por completo hasta que llegó el gol de Acorán en una diSputa con Rico que dejó en muy mal lugar defensivo al lateral. Se fue del burgalés por físico y picardía para batir a Manu Herrera por bajo.

Pedro, que había abdicado hace tiempo, también había dejado su puesto a Diamanka poco antes del gol local. Carreras movió la chistera y de su interior sacó a Ortí por Guitián para lanzarse a la desesperada a por las migas, con tres defensas y asumiendo todos los riesgos, y el chico casi le alegra la tarde con una falta directa a por la que voló Santamaría. Esa versión del todo o nada obligó a Manu Herrera a emplearse a fondo (a impedir una derrota humillante) frente a Aguaza, Acorán y Djordjevic, con manos milagrosas, con paradas de mérito. En pleno tornado de despropósitos, sin pies ni cabeza, a lo que saliera, un balón filtrado para Diamanka fue controlado por el centrocampista, quien levantó la cabeza para regalar el gol del empate a Ángel y un punto a sus compañeros. El árbitro tampoco estuvo a favor de obra. Dongou fue derribado en dos ocasiones dentro del área antes de la igualada, pero el colegiado no vio razones para señalar penalti cuando al menos uno de ellos lo parecía.

El Real Zaragoza de la primera parte dominó y el de la segunda marcó. Sin nada que ver uno con el otro coqueteó más con la derrota que con la victoria, con Carreras aplicando soluciones para alborotar el gallinero. Por lo menos se queda dentro de la promoción, quinto, a tres puntos del ascenso directo pero dando un paso atrás en esa clasificación de las sensaciones que cambian de una jornada a otra, de la primera a la segunda mitad... El día y la noche en una competición de náufragos.

- Ficha técnica:

1 - SD Ponferradina: Santamaría; Adán, Alán, Raíllo, Camille; Jonathan (Basha, min. 69), Andy; Acorán (Casado, min. 80), Aguza, Caiado (Djordjevic, min. 61) y Berrocal.

1 - Real Zaragoza: Manu Herrera; Iza, Cabrera, Guitián (Ortí, min. 78), Rico; Javi Ros (Ángel, min. 63), Erik Morán, Dorca; Pedro (Diamanka, min. 69), Sergio Gil y Dongou.

Goles: 1-0, m.70: Acorán. 1-1, m.82: Ángel.

Árbitro: Saul Ais Reig (Comité valenciano). Mostró tarjeta amarilla a Berrocal (min. 58) y Adán (min. 77) por la Ponferradina; y a Dorca (min. 47), por el Real Zaragoza.

Incidencias: Encuentro de la trigésima sexta jornada de la Liga Adelante disputado en el estadio El Toralín ante unos 6.500 espectadores, entre ellos más de un centenar de aficionados maños.