No hay lugar más visitado en el Pirineo aragonés que el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. A buen seguro que este espectacular prodigio de la naturaleza que cumple el año próximo su centenario contará a partir del 1 de agosto con el desembarco de cientos de turistas. El acceso en coche desde Torla hasta la pradera se realizará por autobuses contratados por el parque. Todos pasarán de largo del camino viejo de Torla a la pradera, el Turieto.

Este sendero es desconocido por gran parte de los visitantes, pero es uno de los más bellos. Se puede realizar andando tranquilamente en algo menos de tres horas. La parte baja recorre un bosque de hayas y de pinos y a la izquierda del caminante el Arazas se despeña en cascadas. Más arriba está el Turieto Alto, que estuvo cerrado hasta hace dos años por la protección del bucardo. Ahora se ha abierto al público y es uno de los lugares elegidos por Eduardo Viñuales en su nuevo libro. Se titula Rutas por los bosques más bellos y lo publica la editorial Sua. Se encuadra dentro de la colección Aragón y Viñuales hace una selección de 40 recorridos por los bosques con más encanto en las provincias de Zaragoza, Huesca y Teruel. Dentro de la colección de Aragón también se va a editar Lugares mágicos, de Eduardo Viñuales y Antón Castro y Vías verdes, de Marta Montmany. Este libro será presentado el próximo lunes a las 20.00 horas en el Museo del Teatro Romano de Zaragoza y lo presenta José Ignacio Canudo, director del Museo de Ciencias Naturales de Zaragoza.

La acebeda de Inogés, el sabinar de Olalla, el hayedo del Paso del Onso, el Soto del Rincón Falso en la Alfranca, el bosque de pino moro de Gúdar, los chopos cabeceros del río Pancrudo, o los robledales de Cosuenda en la Sierra de Algairén. Todo esto y más describe el nuevo libro de esta escritor, fotógrafo de la naturaleza y naturalista de campo de 45 años. «He buscado lugares que no son excesivamente conocidos en Aragón. Por ejemplo, no está incluido el hayedo de la Pardina del Señor de Fanlo a Fiscal y que tanta fama ha adquirido los últimos tiempos», indica Viñuales.

El libro se divide en 40 rutas por 40 bosques. «Cada una tiene su ficha práctica de senderismo y una información añadida sobre especies singulares, alguna historia, leyendas, inspiración de poetas, incendios forestales... Todo lo que tenga ver con los árboles», afirma.

Con respecto a la excursión estival al Turieto Alto, Viñuales explica que «es un bosque musgoso, un bosque muy fresco. Es una delicia porque parece un bosque de cuento de hadas. Da la impresión que estás en los países nórdicos. Tiene abetos, hayas y pinos. Es fácil de recorrer con un desnivel de 300 metros desde Torla a la pradera», indica Viñuales.

El escritor recomienda una excursión otoñal. «Es el hayedo de Peñarroya, en el Moncayo. Parte de la Fuente del Sacristán, se cerca al barranco de Castilla, en el límite con Soria y vuelve al santuario ganando altura atravesando la pista forestal. Es un bosque de hayas, pinos, robles, acebos... La excursión dura unas dos horas y media», indica.

EL CARRETÓN DE IP

Todos los recorridos son de una dureza baja. El gran protagonista es el bosque. Una de las excursiones de mayor dureza es la del carretón de Ip, en Canfranc. «Se parte de Canfranc estación y se realizan lazadas sucesivas en la ladera junto a la tubería y el carretón que se hizo para la construcción de la presa. Lo bonito de este itinerario es el carácter histórico-cultural que tiene. Es un bosque de repoblación para proteger de los aludes y avalanchas a la estación internacional. Hay un árbol muy especial, el alerce, una conífera propia de los Alpes, que se repobló aquí. En otoño es la única conífera que pierde la hoja», explica.

Hay sitios peculiares como el pinsapar de Horcajo en Daroca. «En la finca particular de la Torre del Pilar hay un pinsapo plantado en un jardín. Es un árbol singular protegido por el Gobierno de Aragón. Es posiblemente el de mayor dimensión de la región», afirma. En el invierno también se pueden realizar recorridos por lugares de menor altitud como el valle del Ebro y sierras más secas donde escasea el agua. «Por ejemplo, las sierras de Algairén, Vicor, Alcubierre y la Serreta Negra en Fraga son destinos muy atractivos en la época fría», cierra.