Sucedió hace 13 años en el pabellón de la Fonteta. Fue en Valencia un 9 de enero del 2005. Y a Luci Pascua y Taru Tuukkanen les gustaría que se volviera a repetir la historia en la fase final de la Copa de la Reina que comienza este viernes en Zaragoza. Pero esta vez con triunfo. Aquella histórica jornada el Mann Filter preparado por Álex Cebrián estuvo a punto de dar la sorpresa en la final de la Copa de la Reina. Pascua y Tuukkanen formaban parte de ese equipo. Sobre la bocina Luci Pascua empató el partido a 63 puntos. Pero en la prórroga las salmantinas demostraron su mayor poderío físico frente a un equipo diezmado.

Era la tercera final de la Copa de la Reina que disputaba un equipo zaragozano. La catalana y la finlandesa, las más veteranas del equipo, están listas para la batalla frente al Sant Adriá a las 20.45 horas en los cuartos de final. Pascua recuerda aquella Copa «con un final un poco agridulce. Nadie esperaba que pasáramos el primer cruce de cuartos con Hondarribia y menos el de semifinales con el Barcelona. El final no lo merecimos y fue un poco injusto», afirma.

Tuukkanen recuerda más que la final, «el partido del Hondarribia. A falta de 1.40 íbamos 12 puntos abajo. Entonces hicimos cuatro triples y dos tiros libres míos y ganamos. Aunque la final fue duro perderla». La nórdica confiesa que «fue uno de mis mejores recuerdos de mi estancia en España. En la final estaba muy tranquila. Echaron a José Ignacio Hernández y metí un montón de tiros libres. Al final fue Nuria Martínez la que nos ganó el partido», reconoce.

La pívot finlandesa compara aquel equipo con el de Víctor Lapeña. «Venimos de ser cuartas en la Liga y tenemos mucha confianza. Entonces fuimos sin presión. Ahora tenemos jugadoras más experimentadas». Pascua afirma que ambos cuadros «no se pueden comparar. Ese equipo se hizo para intentar conquistar títulos. Pero a partir de la Copa de la Reina solo ganamos dos partidos. Pagamos el exceso de la Copa. Son similares en que ambas plantillas son muy cortas», indica. Aquel equipo tenía a Bermejo como base y Navarrete en el alero junto a las aragonesas Pilar Valero y Estela Royo. «Era un equipo muy compensado. Contábamos un buen juego de pívots móviles con Taru, Rasmussen y yo. Ahora no hay tantas jugadoras grandes», dice Luci Pascua.

La primera vez que ambas coincidieron fue esa temporada en Zaragoza. «Ya me dijo entonces que iba a jugar hasta los 50 años. Y ahora ya le creo. Taru no ha cambiado y admiro su amor por el básquet. Nadie llega a los 40 jugando a ese nivel por milagro, porque requiere trabajo y esfuerzo», explica Pascua, que reconoce que «yo me hubiese creído fácil que llegaba a otra Copa 13 años después. Tengo 34 y me quedan un par de dar guerra. El caso es encontrarse bien física y, sobre todo, mentalmente. Y que las cosas positivas superen a las negativas». Cebrián era el entrenador más joven de la Liga con 26 años. «Tenía muchísima energía y era como yo, un friki del básquet. Solo pensaba en esto en la vida. Yo no quería otra vida y solo quería baloncesto», dice Tuukkanen.

La finlandesa es ambiciosa para la Copa. «Queremos ganarla. Si no, para qué ir. Siempre hay sorpresas y hay que buscarlas. Espero que no haya exceso de ganas. Si ganamos el primer partido nos volveremos a enfrentar a Nuria Martínez con el Girona». La experiencia de Pascua será fundamental para que la presión sea positiva. «Se puede volver negativa porque jugar en tu casa puede generar ansiedad. Pero Taru y yo somos tranquilas, aunque la procesión va por dentro», finaliza.