Perder hace tres jornadas contra el Santa Teresa, al cabo el colista descendido de la Primera División femenina, condenó hace días al Zaragoza Club de Fútbol Femenino, una entidad de referencia en España pero que trece años después ha quedado fuera del fútbol de élite. A partir de julio le toca ser de Segunda División y apretar los dientes para volver pronto. Lo explica fácil Rubén Alcaine, director general del club: «Aunque pensábamos salvarnos, también éramos conscientes de que esta realidad se podía dar y llevábamos tiempo trabajando en este posible escenario. Sinceramente, pienso que la temporada que viene volveremos a estar en Primera. Es lo que se va a pretender y creo que lo vamos a conseguir».

El primer mensaje deja clara la idea, a la que une la seguridad de que van a seguir «muchos patrocinadores» y la intención de mantener una parte importante de la plantilla. No falta tampoco la admisión de culpas: «Me considero el máximo responsable de este descenso. El que dirige es el que tiene que asumir las responsabilidades. Tenía que haber hecho cambios en su debido momento y no los hice. No echo balones fuera», admite Alcaine, que tuvo que prescindir de Alberto Berna, su entrenador durante 11 temporadas, cuando estaba a punto de consumarse el revés. Mucho antes, la primera vuelta había acabado con solo 5 puntos.

Casi todo empezó torcido. La inglesa Chloe, llamada a marcar diferencias, no se adaptó y tuvo que dejar el club. Otras no funcionaron. En octubre se empezó a replanificar la campaña una vez asumido que la plantilla no respondía. Ni las lesiones ni los arbitrajes ayudaron, pero nadie olvida las dos derrotas ante el Albacete que habrían cambiado el futuro. «Es muy doloroso bajar después de estar tantos años peleando. Duele caer ahora que se está trabajando tanto por el fútbol femenino».

Se refiere a la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino, nacida de LaLiga y de la que es presidente. Empezó con clubs de Primera, pero actualmente tiene 56 asociados, la mitad de los que hay en España. Está trabajando mucho en el desarrollo del fútbol femenino, en calendarios, estructuras, posibles patrocinadores y mejoras de todo tipo.

En casa, la idea es seguir con el entrenador que acabó la temporada, José Manuel Perna, el técnico que podía subir a Segunda con el equipo de Territorial. Primero hay que darle forma al proyecto. Se trata de mantener la misma estructura con menos presupuesto. «Hasta ahora no era el momento de hablar con las jugadoras. La prioridad era salvar la categoría», dice Alcaine, que sabe que no tendrá músculo para convencer a jugadoras con ofertas de Primera pero cuyo planteamiento es claro: «Construir desde ya el proyecto para volver a Primera».