El deporte es imprevisible y el CAI Zaragoza, todavía más. Después de una semana de marejada tras dos sonrojantes derrotas, el equipo aragonés se redimió con un triunfo en casa del Unicaja, donde todavía no había ganado nadie esta campaña, lo que le permite conservar sus opciones de playoff. Casi más importante que el triunfo era comprobar la reacción del equipo, constatar si las palabras de los últimos días iban a transformarse en hechos, verificar que el grupo no daba por concluida aún la temporada. Y la respuesta del CAI fue acertada y convincente. Funcionó el colectivo, apareció el acierto exterior, el equipo fue corrigiendo defectos sobre la marcha --sobre todo en lo referente a la defensa y el rebote-- y, no sin sufrir, se llevó un triunfo de mérito que prolonga su idilio contra el Unicaja.

La réplica del equipo fue buena y, la de los jugadores que tenían la lupa puesta sobre sus hombros, también. No solo en los números, con cuatro con diez puntos o más, con un reparto más habitual de los minutos, sino sobre todo, en la muestra de juego colectivo que ofrecieron. Todos los que jugaron, excepto Tomás y García --que tuvo 14 segundos--, acabaron anotando, el equipo repartió ocho asistencias más que su rival, con un Lisch especialmente clarividente (9), y una mejor actitud defensiva le llevó a una mayor dureza también en ataque y, como consecuencia, a unos buenos porcentajes de acierto desde todas las distancias.

Le costó algo más entrar en juego a los interiores, con Norel de nuevo como el más productivo, Landry todavía algo distanciado de su mejor nivel y Jelovac sacando faltas a su par y acabando el partido desde el tiro libre. Funcionó mejor el juego exterior, ese Guadiana particular del CAI este año. Acertó Robinson y acertó Goulding, que firmó 16 puntos y su mejor valoración en Zaragoza (26), dejó buenos detalles Sastre y se vio menos a Tomás. Lisch dirigió bien al equipo y frenó mejor a Granger durante muchas fases, con Llompart sufriendo más cuanto mayor era la exigencia física.

Los malagueños también llegaban con alguna incertidumbre al encuentro después de sus dos últimas derrotas y eso se reflejó en el encuentro. El CAI se dejó las dudas en el vestuario mientras el Unicaja cargó con ellas en la pista, lo que permitió a los aragoneses hacerse con el dominio desde el inicio. El CAI salió bien atrás, se hizo con el rebote y no le costó encontrar el acierto delante, aunque no fuera con un juego brillante. Elevó sus capturas el Unicaja en el segundo cuarto, sobre todo las ofensivas, y ahí pasó sus peores minutos el CAI.

Cuatro triples consecutivos del equipo aragonés en el tercer cuarto incrementaron rápidamente su ventaja en el marcador, que llegó a ser de 14 puntos. El Unicaja lo intentó todo, una zona 2-3 ajustándose al hombre, una mayor intensidad defensiva, y acortar por el camino más corto, a base de triples. Cuando parecía que el CAI lo tenía dominado, Green y Granger acercaron al Unicaja desde el 6,75 y convirtieron la recta final en un carrusel de tiros libres. No falló el CAI Zaragoza, que acabó abrazado y cantando victoria.