El Real Zaragoza perdió la plaza de promoción ayer con la victoria de la Ponferradina ante Osasuna y necesita ganar esta mañana en el feudo del Betis, del líder, para recuperarla. Pero, sobre todo, al equipo que dirige Ranko Popovic le urge recuperar sensaciones, confianza, seguridad en sí mismo, en su fútbol y en su apuesta. O al menos dar con ella, porque todavía no se sabe muy bien cuál es la idea que busca sobre el césped. Ha justificado su pobre bagaje actual, de una victoria en 9 partidos y 9 puntos de 27, en las coartadas de las lesiones y de las limitaciones económicas vividas. Nadie niega esas vicisitudes, pero el Zaragoza arrastra una maleta con más cuestiones por resolver y con escaso tiempo para hacerlo, solo nueve jornadas en concreto.

Visitar al primer clasificado, a un Betis lanzado hacia el retorno a Primera y que está haciendo valer su condición de favorito y de equipo más poderoso de la categoría en la parcela económica es un arma de doble filo para los de Popovic. Mostrar en Heliópolis síntomas de recuperación, sumar o ganar, sobre todo ganar, sería un espaldarazo anímico importante, casi una resurrección para un Zaragoza que anda perdido y que no da confianza a su afición para lograr esa última plaza de playoff de la que ayer se descabalgó. Si no lo había hecho hasta ahora era por la flojera de sus perseguidores.

Y para el Zaragoza, aun con su crisis y con su verano cerca del abismo, sería un fracaso no disputar esa promoción, aunque sea como sexto, y no entrar por esa rendija para ver si en dos semanas en junio se hace realidad el retorno a Primera. Ahora, ni siquiera tiene ya el atenuante de las bajas, solo la de Eldin, mientras las molestias en un tobillo no impedirán jugar a Pedro.

CONSISTENCIA

El equipo aún está a tiempo de todo y tras el Villamarín quedarán citas tan decisivas como la visita a El Toralín dentro de dos semanas, pero, ante el Betis, el Zaragoza debe mostrar otra cara y buscar una victoria de un valor inmenso, porque además la mediocridad de la categoría permite pensar en vencer en cualquier campo. El Leganés hace unas semanas asaltó el feudo verdiblanco.

Ha buscado Popovic intimidad, aumentando las sesiones a puerta cerrada y espera una versión más consistente de su equipo, que deberá competir mejor y, sobre todo, tener una buena mañana a nivel defensivo, faceta en la que los regresos de Mario, de vuelta a Heliópolis, y de Basha son vitales. Anda justito de pegada en las últimas semanas el Zaragoza, donde se echan de menos los goles de la segunda línea para acompañar a Borja Bastón, que no ve puerta desde Santander, y el entrenador serbio quiere aumentar la solvencia atrás, la consistencia, con trivote en el medio y con Mario, Vallejo y Cabrera como fijos en la zaga. En la portería, Bono tiene todos los números para volver.

El Betis solo ha perdido un partido de los últimos 19 y anda líder y lanzado. Se siente casi en Primera y allí, en la antesala de la Feria que arranca mañana, se habla mucho de refuerzos para la élite. Por ahí se le puede sorprender, por un exceso de confianza y de euforia. Pepe Mel ya ha alertado de ello. El técnico, de regreso a Heliópolis, está haciendo más méritos para que la grada bética lo eleve a los altares. Ha recuperado a Jorge Molina para suplir los bajones goleadores de Rubén Castro, Pichichi junto a Borja, y además el Betis es más fuerte en defensa, con el meta Adán como muro. Ojo también a Ceballos, la perla de esa cantera. Tiene argumentos el rival para dar y regalar y el Zaragoza necesitará su mejor versión. La misma versión que lleva tanto tiempo sin dar...