El Real Zaragoza sigue acumulando miserias esta temporada y ayer cayó eliminado de la Copa del Rey a las primeras de cambio por el Alcorcón, un rival de la zona media de Segunda División, que se impuso por 0-2 en el estadio de La Romareda en la recta final del partido. El conjunto zaragocista rozó el ridículo en la primera parte del encuentro y reaccionó tras el descanso, pero eso no fue suficiente para que pudiera seguir adelante en el torneo del KO. Oriol Riera y Quini noquearon definitivamente al Zaragoza en los minutos finales y dejaron en nada el 1-1 registrado en el choque de ida disputado en el campo del Santo Domingo.

La primera parte del Real Zaragoza, que acumula ya once partidos oficiales sin ganar (nueve de Liga y dos de las Copa), fue lamentable. El Alcorcón tuvo siempre el control del juego y dominó con absoluta comodidad al equipo dirigido por Javier Aguirre, que sigue sin encontrar la fórmula para hacer reaccionar a sus jugadores. Pero que, ante la pasividad de Agapito Iglesias, ha decidido unilateralmente que se da todavía tres encuentros de Liga más para ver si lo consigue. Quizás luego sea ya demasiado tarde para hacer algo. El Zaragoza no juega a nada: no mete goles y, a pesar de las buenas actuaciones del portero Roberto Jiménez, los encaja con una facilidad asombrosa. Defensivamente hace aguas por todas las partes.

El primer gol marcado ayer por el Alcorcón refleja lo que es actualmente el Real Zaragoza: un equipo en clara descomposición. Luis García pierde el balón en una jugada de ataque al intentar meter un pase en profundidad a la banda izquierda a Juan Carlos; el rival roba el balón e inicia una contra que nadie corta, aunque sea con una falta táctica, y todo acaba con Saúl colándose por la banda de Franco Zuculini, que no es lateral derecho ni lo será por mucho que se empeñe Aguirre, hasta la cocina. Saúl hace el pase de la muerte y Oriol Riera bate a placer a Roberto Jiménez.

ROBERTO Y POCO MÁS El Zaragoza pudo llegar al descanso casi eliminado, pero entre Roberto y el desacierto de los jugadores del cuadro alcorconero en el remate lo evitaron. Sin ir más lejos, Miguélez, en el minuto 32, con el meta zaragocista batido, envió el balón al larguero. Aguirre realizó dos cambios en el descanso, Jorge Ortí entró por Postiga y Juan Carlos por Lafita. Fue un simple cambio de cromos, porque el técnico mexicano, como casi siempre, tampoco se atrevió a arriesgar un poco jugando con dos puntas.

Sin embargo, el cuadro aragonés salió con otro talante en la segunda parte. De hecho, Juan Carlos y Zuculini pusieron ya en aprietos al meta Raúl Moreno a los pocos instantes de reanudarse el juego. Sobre el minuto 70, Juan Carlos tuvo la mejor ocasión zaragocista, pero el portero visitante supo despejar su remate. Poco bagaje ofensivo para un equipo que jugaba ante un rival de inferior categoría. El partido parecía encaminado hacía el empate a cero inicial, que, de producirse, hubiera dado la clasificación al Real Zaragoza, pero lo peor estaba por llegar. Anquela, el técnico visitante, sustituyó a Quini por Rubén Sanz. Un delantero por un mediocentro. El Alcorcón interpretó a la perfección las intenciones de su entrenador y en un plis plas le hizo dos goles al Zaragoza en los últimos minutos del encuentro. El ridículo copero del conjunto zaragocista se había consumado.

Ahora tanto Javier Aguirre como sus jugadores recurrirán a esa milonga de que tras caer en la Copa podrán centrarse en la Liga, donde ostentan el dudoso honor de ocupar el farolillo rojo de la clasificación y van a tener que remar mucho para lograr otra salvación milagrosa. Excusas de mal pagador. Como las que ponen Aguirre y Agapito Iglesias para justificar su continuidad en el Zaragoza. Con ellos al frente de la nave es casi imposible que este equipo salga adelante.