El final de infarto que todo el mundo esperaba fue acrecentado por la televisión noruega, que se quedó sin señal móvil a los últimos 3 km. Nadie pudo ver cómo Alaphilippe era cazado por el pelotón. Al paso por el último kilómetro, Chris Juul Jensen entraba primero, pero nada pudo hacer contra un grupo comandado por Sagan, Kristoff y Matthews.

La historia estaba esperando a Peter en la curva de entrada a Festplassen y allí, solo Kristoff pudo luchar en el uno contra uno con él, tras 276km de carrera. El héroe local no fue capaz de doblegar al vigente campeón del mundo, del que le separaron tan solo 25cm. Por el contrario, Sagan, el villano más querido del pelotón, la rockstar que necesita el ciclismo, ha entrado en la historia tras conseguir tres maillots arcoíris consecutivos- Richmond 2015, Doha 2016, Bergen 2017.

Los primeros 100km de la carrera estuvieron marcados por la tranqueilidad. Después, se formó la gran escapada del día, que fue disuelta a 29 kilómetros de meta. En ella, el neerlandés Lars Boom, el belga Tim Wellens, y el corredor español David de la Cruz, entre otros, intentaron poner contra las cuerdas al pelotón, consiguiendo una ventaja máxima de poco menos de 50 segundos.

A partir de ese momento, la locura se apoderó del pelotón del que han demarrado sin suerte corredores como Dumoulin, Colbrelli, Boasson Hagen, Langeveld y Gallopin. A falta de 10.5km a meta, Alaphilippe realizó un durísimo ataque al que solo pudo salir la joven promesa italiana Moscon. Ambos hicieron camino y se entendieron bien hasta la llegada al pavé cerca de la entrada de Floibannen. Ahí, aprovechando un ligero tramo ascendente, el francés rompió el grupo. Por detrás se organizó la caza, con Dinamarca muy atenta.

Justo a 500 metros de meta se consiguió controlar la situación y el pelotón pudo finalmente entrar en la última curva organizado para el sprint. Sagan y Kristoff lucharon por el arcoíris y el australiano Michael Matthews fue el testigo de excepción de la lucha por el oro, consiguiendo un bronce que le supo a poco.

ESTILO IRREVERENTE

Si Sagan es un corredor que crea escuela no es solo por su estilo irreverente y su particular forma de entender el ciclismo como un deporte de valientes, sino por su manera de entrar en la historia como un dominador de una época. El eslovaco ha conseguido hacer lo que nadie nunca hizo, ganar 3 mundiales de forma consecutiva. Así, el eslovaco empata con Eddy Merckx y con Óscar Freire, pero empata con tres Mundiales seguidos, en recorridos diferentes.

David de la Cruz y Lluís Mas fueron los corredores más protagonistas en una escuadra española que no tenía opciones reales, según el propio seleccionador Javier Mínguez: «Opciones de medalla al sprint no tenemos, punto final. Teníamos opciones de meter a alguien en un grupo pero ha habido una caída y contra eso no puedes hacer nada». De la Cruz lamentó que su corte era el bueno, pero que no llegó.