Llega el buen tiempo y las expectativas de las empresas aragonesas de turismo activo son bastante optimistas. Después de varios años castigadas por la crisis, se va remontando de forma lenta y sostenida y las compañías ya vislumbran el final del largo túnel. Aragón Aventura es la decana de la región y ya lleva 30 años organizando deportes en contacto con la naturaleza. Javier Garrido es uno de sus responsables. «Desde el año pasado se nota que la gente va viajando más y se nota una recuperación. Nuestros mejores números fueron del 2003 al 2008. El ocio se mueve mucho con el ciclo económico y la crisis más fuerte se notó desde el 2010 al 2014», explica Javier Garrido.

Reconoce que se ha recuperado casi el volumen de facturación de los mejores tiempos. «Pero con márgenes bastante más reducidos. Ha habido que ajustar mucho los precios y hacer más ofertas. El beneficio ahora es menor», reconoce.

La firma jacetana organiza en verano actividades de senderismo, escalada, montañismo y rafting. «Somos atípicos con respecto a otras agencias. Organiza viajes por todo el mundo. En diciembre, enero y febrero se organizan expediciones al Aconcagua, Ojos del Salado y Kilimanjaro. La crisis se ha notado más en este tipo de viajes, que cuestan por encima de los 2.000 euros. En las actividades de Aragón se ha notado menos y la gente tiene algo de bolsillo para permitirse alguna alegría», dice. Las actividades estrella en Aragón son el trekking y el descenso de barrancos. «Ahora tenemos salidas a los Alpes, el Elbruz, el Ladhak y el Kilimanjaro. Nuestra clientela es de toda España», dice.

Milorcha es la empresa señera en el valle de Benasque. Se creó hace 18 años. Alberto Lacau es su responsable. «En invierno ha habido un poco de crecimiento y de nieve ha sido muy bueno. Se hace esquí de travesía, esquí y paseos con raquetas». De cara a la primavera y el verano «hay buenas expectativas con el turismo extranjero. Son el 25 % de nuestra clientela. En el cliente español falta la cultura de ir con un guía para practicar senderismo. Pero ahora las agencias de viaje creen más en el producto del medio natural», dice Alberto Lacau.

A pesar de ver el vaso medio lleno, Lacau no canta victoria. «Para nada hemos salido de la crisis. Hay un refrán que dice mucho ruido y pocas nueces. El consumo de años pasados ya no se repetirá y la gente mira ahora más los precios». La actividad reina en Milorcha es la subida al Aneto y los tresmiles. Hay una nueva actividad que hace furor. «Hay una explosión de excursionismo con bici de montaña y bicis eléctricas. Hacemos paseos guiados y empezamos el año pasado. También subimos en telesilla el Gallinero y lo bajamos en BTT hasta Benasque», explica Lacau.

La empresa de referencia del río Gállego es UR Pirineos. Su actividad más practicada es el rafting. «Pese a que nos hemos recuperado algo, estamos muy lejos de los números previos a hace diez años. Del 2009 al 2012 fueron años muy malos. Desde el 2015 vamos subiendo poquito a poquito», dice Gustavo Ortas, el reponsable de UR Pirineos. Llegó a bajar a la mitad de su facturación. «Ahora estaremos al 75% de los mejores años», dice.

Este verano es una incógnita. «Estamos a expensas de los caudales del Gállego. Si las condiciones del medio son adecuadas, se pueden subir números. Queremos llegar a un convenio con el Gobierno de Aragón y la Confederación Hidrográfica por el tema de las sueltas de agua. En Lérida hay un acuerdo institucional y por eso hay muchas empresas que se establecen».

La máxima afluencia es del 15 de julio al 15 de agosto. «La actividad estrella es el rafting, un 70% de nuestra actividad. El resto de deportes son complementarios. Los precios rondan los 40 euros por persona para hacer rafting», apunta.