—¿Cómo se encuentra? ¿Algún dolor o problema físico?

—Ninguno. Me siento bien, aunque necesito jugar partidos y hacer más entrenamientos buenos para encontrar el ritmo.

—¿Está haciendo trabajo extra?

—Sí. La semana pasada hice más entrenamientos que el resto, pero esta ya estoy siguiendo el programa normal del equipo.

—¿Cómo se siente en el Real Zaragoza?

—Bien. La gente del club intenta ayudarme en todo. Tengo las dificultades normales de no hablar el idioma y necesito encontrar una casa y empezar a ser parte de la comunidad, pero en general todo es bueno.

—¿Se ha propuesto aprender español rápido?

—Sí, lo estoy intentando. No es difícil. No es que el griego y el español sean similares, pero tienen algunos parecidos. Hay palabras que provienen del latín, como ocurre con el italiano, que me resulta más fácil comprenderlas.

—¿Qué le dice la gente cuando lo reconoce por la calle?

—Suerte (lo dice en español). Sé que es parte de mi trabajo que la gente te pida un autógrafo o una foto, así que no hay ningún problema con el trato.

—¿Por qué eligió el Zaragoza?

—Por nombre, el Zaragoza no es un club cualquiera. Tiene una gran historia y su lugar está en la Liga, no en Segunda División. Cuando hablé con la gente del club, me contaron los planes de futuro, me gustaron y quise ser parte de este equipo. Vi ambición en lo que respecta al futuro y, para ser sincero, nadie ve al Zaragoza como un equipo de Segunda, así que de la manera en la que me hablaron, me convencieron de venir aquí.

—¿Necesitaba volver a jugar a fútbol en Europa?

—Estaba en Estados Unidos y no sabía exactamente qué quería hacer. Solo me decía que si volvía a Europa quería hacerlo a un gran equipo. Grande en cuanto a mentalidad, quiero decir. Tuve algunas ofertas de fuera de Europa, pero no eran lo bastante buenas para mí. Entonces apareció el Zaragoza y, como he dicho, por historia el club es muy grande.

—¿Conocía algo del club o de la ciudad?

—Sí, claro. Conocía el equipo de los años 90. Me recuerdo a mí mismo viendo por televisión en mi casa de Grecia el partido del Zaragoza contra el Arsenal. Yo tenía 10 años.

—¿Recuerda haber visto en directo el gol de Nayim?

—Por supuesto. Mire, mi padre era futbolista profesional, internacional con la selección, y veíamos por televisión todos los grandes partidos. Recuerdo otros, por ejemplo el 4-0 del Milan al Barcelona, el 1-0 del Olympique de Marsella al Milan en la Champions League... Bueno, uno de esos grandes partidos que vimos y recuerdo fue esa final del Zaragoza contra el Arsenal.

—¿Sabe que la afición espera mucho de Samaras?

—No me siento como una superestrella. Simplemente soy un jugador que disfruta jugando. Me encanta el fútbol y quiero dar el 100% para hacer que mi equipo gane, para ganar con mis compañeros todos los partidos posibles. Pero no me siento de ninguna manera una superestrella. Una superestrella es Messi. Yo lo que tengo que hacer es adaptarme al equipo, aprender el idioma, el lenguaje del fútbol... Así les podré ayudar a empezar a jugar un buen fútbol y ganar partidos.

—¿Cómo está siendo el proceso de adaptación?

—Bueno, por supuesto. Aquí todo el mundo está cerca del club, intentando aportar al equipo, poniendo atención, cuidado. Yo me informé antes de venir sobre algunas de estas cosas y ahora que ya llevo un mes he podido comprobarlo.

—¿Cuándo se podrá ver al verdadero Samaras?

—No puedo decir si será dentro de una semana, de un mes o de un año. Tengo que entrenar fuerte y jugar partidos para encontrar el ritmo, pero no puedo decir cuándo llegará ese momento.

—¿Se ha hecho alguna opinión sobre el equipo?

—Tenemos jugadores de calidad como Zapater, Cani, Lanzarote, Ángel... O José Enrique, que ha vuelto de la lesión. Son jugadores con experiencia también, y hay buenos chicos en el vestuario. Ahora solo necesitamos empujarnos a nosotros mismos en los últimos 14 partidos.

—¿Cómo se ha sentido en La Romareda?

—Enseguida se percibe que la atmósfera ahí es eléctrica. La gente vive el partido con pasión y expresa sus sentimientos. El estadio es también una parte importante de la historia de este equipo. Si La Romareda pudiese hablar, podría contarnos un montón de cosas.

—¿Tiene algún tipo de parecido con Celtic Park?

—Celtic Park es más grande. Allí caben 62.000 espectadores. No puedo comparar Parkhead con el estadio del Zaragoza o uno de Italia. La cultura del fútbol en Inglaterra o Escocia es diferente.

—En Glasgow pasó sus mejores años. ¿Por qué decidió dejar el fútbol británico y cambiarlo por Arabia Saudí y Estados Unidos?

—A Estados Unidos fui porque tenía una lesión en la espalda y mi doctor estaba allí. Él sabía qué hacer para que mi cuerpo reaccionara después de mi lesión y decidí ir allí durante un año para estar cerca de él.

—¿Quizá dejar Europa fue un paso atrás en su carrera y ahora resulta dura la vuelta?

—No lamento mi decisión. Yo quería ver cosas diferentes. El fútbol se juega en todo el mundo, igual en Europa que en China, Australia o Japón.

—Vivió una bonita historia con Jay Beattie, un niño con síndrome de Down al que sacó a celebrar un título de Liga con el Celtic. ¿Cómo fue aquello?

— Él es irlandés y lo conocí un día que fuimos a jugar un partido a Irlanda. Yo era su jugador favorito y empezó a venir a ver todos los partidos que jugábamos en casa. Nos hicimos amigos y también tenía un gran relación con su padre. Él empezó a estar con nosotros, con el equipo, todo el mundo lo quería. Es una persona muy especial que consiguió un montón de cosas. Una vez le dieron el gol de la semana en Escocia, porque lo marcó; en otra ocasión entró en el vestuario como si fuera el entrenador para dar la charla... Él sí que es una superestrella.

—¿Sigue manteniendo contacto con él?

—Sí. No tan a menudo como antes porque estoy lejos, pero lo intento todo lo que puedo.

—Da la impresión de que le gusta involucrarse en asuntos sociales con los clubs, los aficionados...

—Hablar con la prensa, hablar con los aficionados o firmar autógrafos es parte de mi profesión. Sé que algunos jugadores dicen que no, pero yo entiendo la importancia que tienen para el club estas cosas.

—Nunca ha destacado por marcar muchos goles. ¿Qué le puede aportar al Zaragoza?

—En primer lugar, la gente se piensa que soy delantero centro y no lo soy. En todos mis años en el Celtic, por ejemplo, jugué en la zona izquierda, ya fuera en el centro del campo o en el extremo. En la mayoría de las temporadas que he jugado tengo más asistencias que goles marcados. Yo intento ayudar al equipo a ganar partidos, es mi manera de entender el fútbol. Prefiero no marcar pero que el equipo gane a marcar y que no podamos ganar. El asunto del ego lo tengo muy claro. Yo prefiero marcar diez goles y que el equipo quede el primero que marcar veinte y que el equipo sea décimo. El fútbol es un asunto de equipo, un trabajo de equipo, de once jugadores. Al que no le guste, mejor que juegue al tenis.

—¿Ha soñado con su primer gol en La Romareda?

—No. Vamos paso a paso. Yo intento no alterarme con estas cosas, trato de estar centrado en el juego y en el campo.

—¿Puede subir a Primera el Zaragoza?

—Faltan 14 partidos, eso son muchos puntos. Estamos a ocho puntos del playoff, pero en el mes que llevo aquí me he dado cuenta de que cualquier equipo puede ganar a cualquiera. El último puede ganar al primero, los resultados son bastante impredecibles. Nosotros hicimos un buen partido el domingo contra el Numancia, así que si sabemos mantener esa mentalidad y empezamos a ganar partidos, todo puede suceder. Tenemos la calidad, ahora debemos creer en el equipo, en nosotros mismos.

—¿Por qué se marchó tan joven de Grecia, con solo 16 años?

—En Grecia el nivel del fútbol no es el más alto. Tuve la oportunidad de ir a Holanda y no lo dudé. Yo tenía claro desde muy joven que quería ser jugador de fútbol, se presentó la oportunidad y la cogí. Todos necesitamos empezar en un sitio. Pues bien, yo empecé en Holanda.

—Grecia, Holanda, Inglaterra, Escocia, Arabia Saudí, Estados Unidos y España. Son muchos países, culturas muy diferentes. ¿Cree que el fútbol es igual en todas partes?

—No. Pero no tiene que ver con el país. No se trata de que sea Escocia, Holanda o España. Se trata del equipo, de si el club está muy bien organizado, de si la gente que rodea al club realmente lo ama, de si trata de mejorar cosas... El fútbol es igual en todas partes, pero hay equipos en los que te dan algo extra. Los hay en todos los países. Puede que en algunos sitios, en la Premier League por ejemplo, el estilo de juego sea parecido. Sin embargo, hay clubs que son diferentes, más grandes. Como dije antes, esta es la razón por la que la gente del Zaragoza me convenció para venir. Porque este es un gran club.

—Hay jugadores que dicen que cuando llegan al Zaragoza notan una presión extra. ¿Ha sentido eso?

—No. He tenido un montón de presión en mi carrera, como en los siete años en el Celtic. Nunca iba a pasear por el centro, siempre intentaba estar centrado y manejar la presión. Sé que tengo que hablar con los aficionados, soy consciente de que las cosas cambian muy rápidamente en el fútbol, que un día juegas mal y al siguiente marcas dos goles. A veces cambian tan rápido que lo hacen en el mismo partido, pero tengo experiencia, me han ocurrido muchas cosas y siempre he podido con la presión.

—¿Le gustaría quedarse en Zaragoza la próxima temporada?

—No depende solo de mí. Igual yo quiero quedarme y el club no quiere, o al revés. Vamos poco a poco. Primero tengo que encontrar una casa y luego vamos a ver cómo van los próximos cuatro meses.