Luis Rubiales, nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol, ha tomado como primera medida nada más llegar al cargo la destitución de Victoriano Sánchez Arminio, como presidente del Comité Técnico de Árbitros y máximo responsable en las designaciones de los colegiados durante estas últimas temporadas. El mandatario abandonará su cargo después de 25 años consecutivos al frente del comité arbitral.

El presidente de la federación, además, ya ha decidido que Sánchez Arminio tampoco se ocupará de determinar los ascensos y descensos de colegiados de cara a la próxima temporada. «Las puntuaciones ya son innamovibles pero Sánchez Arminio deja de ser el presidente de los árbitros», aseguró Rubiales.

La intención de Larrea era mantener a Sánchez Arminio en el puesto en el caso de que éste hubiera salido elegido. Sin embargo, la elección de Rubiales acabó con cualquier posibilidad de perpetuarse durante más tiempo en el cargo. Arminio era uno de los brazos armados del expresidente de la Federación Ángel María Villar y su desavenencia con Rubiales quedó patente en numerosas Juntas de la RFEF. La tensa relación entre ambos quedó plasmada cuando el nuevo presidente se encargó de promover la moción de censura contra Villar, cuando éste fue detenido por la operación Soule.