El Príncipe Felipe recuperó ayer una sensación de impotencia que parecía ya olvidada. El Tecnyconta estuvo tan lejos del Unicaja que la victoria fue una quimera durante más de media hora y el partido acabó convertido en un saco sin fondo de puntos en contra (77-102). No encontró su sitio en defensa el equipo aragonés y se fue deshaciendo conforme se sumaban su desacierto y la puntería del rival. Cuanto más oscuro se le ponía a los locales, más luz encontraban los visitantes y viceversa. Sin Sergi García, todo es más difícil.

El Tecnyconta Zaragoza se pareció poco a sí mismo, careció del lustre de otros días, le faltó la chispa de partidos mejores y acabó engullido por un Unicaja pletórico desde la línea de tres en un encuentro que terminó demasiado pronto y se alargó innecesariamente. Aguantó el equipo aragonés apenas unos minutos, en los que Dragovic estuvo omnipresente y De Jong se impuso por dentro. Aguantó hasta el 12-12 del minuto 7 y, a partir de ahí, se fue desnaturalizando poco a poco hasta quedar en nada. En cuanto el Unicaja encontró el acierto desde el 6,75 pulverizó a un rival preso de sus fallos e inseguridades.

Solo en el primer cuarto el Unicaja hizo un 7/10 en triples que rompió el partido con un parcial de 3-15 en los últimos tres minutos. Zaragozanos y malagueños fueron ayer dos equipos antagónicos. Mientras el conjunto de Joan Plaza fue encontrando su sitio en el partido ganando poco a poco todas las batallas, el rebote, la pintura, el tiro exterior, el de Jota Cuspinera las fue perdiendo todas y quedándose sin recursos ni respuestas. No halló soluciones ni para sus errores ni para los aciertos rivales. Le cosieron a triples y solo cometió una falta en casi quince minutos de partido. Cuanto más fallaba de tres, más veces y más rápido lo intentaba, lo que solo servía para acumular yerros.

Para colmo, el Tecnyconta se topó con unos árbitros dispuestos a llevarse su cuota de protagonismo. En un partido en el que resultaron innecesarios por la diferencia tan diáfana que hubo en la pista entre uno y otro, se empeñaron en ponerse en el foco viendo y no viendo cosas que encendieron a la grada. En realidad fueron lo único que mantuvo vivo al espectador cuando el partido ya estaba decidido pero ese es un espectáculo siempre innecesario. Lo peor, como siempre, no son los errores, tan humanos, sino la diferencia de criterio.

Sin embargo, el arbitraje no explica el resultado. El Tecnyconta perdió merecidamente porque, además de hacer casi todo peor que su rival, no supo aprovechar las pequeñas ventanas que se le abrieron. En el segundo cuarto tuvo varias posesiones seguidas para recortar distancia pero falló todos sus ataques. No le funcionó nada al equipo aragonés, ni dentro ni fuera de la pista. Jota Cuspinera admitió después que ya no sabía ni cómo rotar a sus jugadores. Probó con los dos bases en pista, pero no es lo mismo sin Sergi García, dio muchos minutos a Mazalin, aún verde, fue rotando exteriores sin grandes resultados, con un Blums acelerado y un Neal anotador aun en una versión menor.

Total, que nada acabó funcionando en el Tecnyconta, tan lejos del partido como de su mejor versión. El de ayer es un paso atrás en su rendimiento, tan optimista semanas atrás. Cuspinera lo explicó con la falta de concentración con la que su equipo había salido al partido después de una semana complicada con el virus que afectó a varios jugadores y la salida traumática de Sergi García. Un duro golpe que ayer ya se dejó notar y del que el equipo debe recuperarse. Ahora afronta una parte crucial del calendario y no puede dormirse en los laureles. Necesita ir sumando más victorias.