—Es obvio hablar de un partido especial para usted.

—Claro, siempre que me toque el Zaragoza va a serlo, me siento muy ilusionado y muy motivado. Además, son dos partidos seguidos, con el de la Copa, que me permitirá ir a casa, jugar en La Romareda y volver a ver a familia y amigos.

—Los dos equipos han tenido un comienzo difícil. ¿Les está costando arrancar?

—Los inicios siempre son complicados, pero los dos equipos hemos logrado ya una victoria que nos ha tranquilizado a ambos, creo que ambos estamos haciendo un buen papel, un buen fútbol, pero no tan refrendado por los puntos. Eso es lo que hay que cambiar.

Solo ha jugado 83 minutos en Liga y un partido de titular. ¿Le está costando entrar?

—No estoy teniendo los minutos que me gustaría, eso es evidente, pero eso me da más motivación para trabajar más duro y demostrarle al míster que puede tener esa confianza en mí y enseñarla en el campo.

—Hace un año ya de su difícil salida del Zaragoza. ¿En qué ha cambiado Sergio Gil?

—Llegué a Lugo con ilusión, me sentí apoyado por mi familia y el club, que siempre me ha tratado de una manera magnífica, que me lo puso mucho más fácil. Nunca había salido de casa y salir fuera me ha servido para madurar como persona y como jugador. He mejorado en esas dos facetas, con eso me quedo.

—En el Lugo jugó el añó pasado 30 partidos, 17 de titular. ¿Cree que en el Zaragoza hubiera jugado tanto?

—No sé qué habría pasado, no se me dio esa opción. Solo sé que en el Lugo llegué con ganas y con hambre. En el Zaragoza había otra directiva y no nos pusimos de acuerdo, aunque se pudieron haber hecho mejor las cosas.

—Cuando se fue dijo que el Real Zaragoza no se comportó bien con usted, que no creyó de verdad en su fútbol. ¿Sigue pensando lo mismo un año después?

—Había otras personas en la directiva que no me lo pusieron fácil como creo que se lo tienen que poner a un chaval de la cantera que lleva desde cadetes allí. Fue justo al contrario, muy difícil. Pero el Zaragoza es mi casa, le guardo el cariño y el respeto, se lo guardaré toda la vida.

—Fue silbado cuando vino a jugar en la segunda vuelta de la temporada pasada. ¿Cree que la gente lo ve como el malo de esta ‘película’?

—Posiblemente sea así. Al final el perjudicado salí yo y quisieron dar una imagen mía que no es tal. Yo me mantuve al margen, pensé que era mejor estar en silencio, no quería polémicas, lo que no quiere decir que no creyera que tenía y tenga la razón. Mi imagen fue dañada y eso provocó que la visita a La Romareda no fuera agradable por los pitos que tuve que escuchar, pero me sirvió para madurar. Jugar en un ambiente así te hace crecer. Y a raíz de ese partido fui para arriba.

—¿Se arrepiente de las decisiones tomadas en su carrera?

—No. El tiempo siempre pone a cada uno en su lugar. En Lugo estoy fenomenal y han apostado fuerte por mí.

—Llegó a la Ciudad Deportiva para jugar en cadetes. Cuando se entra tan joven el sueño solo puede ser uno, triunfar ahí. ¿Lo mantiene?

—A día de hoy miro por el Lugo y por mi carrera ahora. Siempre he dicho que algún día el Zaragoza y yo nos encontraremos. Y ese será mi sueño.

—¿Sergio Gil es zaragocista?

—Lo ha sido, lo es y lo mantendré siempre.

—¿Qué le parece el proyecto que ha hecho el Real Zaragoza para esta temporada?

—Creo que se tienen las cosas claras, apostando por gente joven, con hambre y calidad. Hay toques de madurez como Toquero o Zapater que sirven de ejemplo. A mí me encanta que estén ahí Pombo, Lasure, Delmás, Guti, Raí, Ratón… Eso me da alegría y orgullo. Con todos los que han subido he tenido el placer de compartir vestuario y son compañeros y amigos. Sigo hablando con algunos, les mando mensajes cuando juegan. Esa idea de apostar por la cantera a mí me hace feliz.

—Es el quinto año consecutivo del Zaragoza en Segunda División, un sitio que no le corresponde por historia y afición. ¿El ascenso es una obligación o tomar esa exigencia puede ser contraproducente por la presión?

—El que llega al Zaragoza tiene que tener claro lo que se le va a exigir y cuál es el objetivo en estos momentos. Pero la gente no se tiene que desesperar porque al principio no salgan las cosas. La afición, cuando se le necesita, está y eso es un plus para los jugadores. Han subido estos años equipos que nadie esperaba, porque esto da muchas vueltas. Ojalá que el Lugo consiga sus objetivos y que el Zaragoza consiga los suyos y que vuelva cuanto antes a la Primera División.