El siguiente capítulo del show veraniego de los Neymar se produjo en el partido ante la Juventus. El futbolista marcó dos golazos sobre el césped y su padre apareció por la zona mixta después del partido, adquiriendo presencia corpórea después de varios días sin que se supiera dónde estaba. Lo que hacía, o ha hecho, es de dominio público: ha negociado con el PSG el posible fichaje de su hijo.

Neymar sénior iba acompañado con la comitiva azulgrana, casi se diría que escoltado. Como si fuera uno más, entre Jordi Cardoner, el vicepresidente social; Albert Soler, el director de deportes y Robert Fernández, el secretario técnico, entre otros componentes de la expedición oficial del Barça. Mucho menos elegante que ellos -tal vez no tenía previsto asistir al cóctel de la Fundació del Barça en el Rockefeller Center-, cuando abandonaban el estadio los directivos, los ejectivos y los familiares. Entre ellos no estaba Josep Maria Bartomeu, que ya había emprendido el regreso a Barcelona.

Caminó con ellos, sin detenerse ni abrir la boca, encantado de generar el revuelo que causó entre periodistas y cámaras de televisión al verle inopinadamente en las entrañas del estadio, alimentando el interés sobre el futuro de su hijo entre el Barça y el PSG, y retrasando el final del serial. No buscó la discreción el sénior. Tampoco el júnior, aunque el objetivo del hijo, precisamente, sea dar de qué hablar sobre el césped. Y lo hizo de la mejor manera, con un segundo gol en el que se deshizo de cinco defensas de la Juventus.

Reunirse expresamente con el Barça en Estados Unidos cuando más inminente se antojaba su marcha al PSG fue un indicio que invitó a pensar en una solución favorable para el club azulgrana. Eso espera Ernesto Valverde, que tiene, o debería tener, la información de primera mano que poseen Bartomeu, Soler y Fernández. «El Barça no va a prescindir de Neymar», sentenció el entrenador sobre la estrella.

Los compañeros tratan de convencer a Neymar para que se no marche y los directivos, mientras tanto, buscan una salida airosa para el padre, que parece haber llegado a un acuerdo con el PSG y que lo debería romper si el hijo desea continuar en el Barça. Las interpretaciones sobre el desenlace del lío fluctuaron del «se queda» al «se va» en cuestión de horas según las diferentes fuentes consultadas.