Cuatro errores defensivos propios de jugadores cadetes facilitaron la victoria del Betis sobre un Real Zaragoza que reaccionó con la entrada al campo de Juan Carlos y, sobre todo, tras la expulsión de Casto, inferioridad numérica que no supo gestionar el conjunto de Mel, ahora líder de Primera con tres puntos que casi le cayeron del cielo.

El Real Zaragoza es un flan atrás. La disposición de los futbolistas resultó una lástima y por el costado de Abraham, que jugó en lugar de Paredes, los verdiblancos hallaron una autopista al principio de la primera parte y en el arranque de la segunda. El lateral se comió la jugada del primer tanto de Santa Cruz y protagonizó el penalti marcado por Salva Sevilla con el encuentro recién estrenado.

El 2-0 se hizo insoportable y anunció una paliza, pero Casto, en una noche negra, colaboró con un doble error para que marcara Juárez antes del descanso. El gol del mexicano no enseñó nada al Real Zaragoza, que volvió del vestuario hueco. Una mano de Da Silva dentro del área dio la oportunidad a Beñat de marcar de penalti y en menos de un minuto Santa Cruz firmó su doblete con Mateos en el limbo aéreo.

Con todo perdido entró Juan Carlos y se fue Casto al derribar a Luis García fuera del área. El joven extremo, magnífico en verticalidad y criterio, algo insólito, anotó dos tantos que hicieron soñar al menos con el empate, pero el Betis, atemorizado y acongojado, aguantó hasta el final frente a un Real Zaragoza que había descarrilado sin salir de la estación.