No lo parece (y no lo digo por su aspecto de silla de cámping), pero ese asiento es la butaca más ansiada y deseada del paddock de MotoGP. Es la silla de Dani Pedrosa, que, a sus 32 años, 281 grandes premios disputados, 54 victorias, 153 podios y 13 años persiguiendo el título de la categoría reina, el único que le interesa, el único que valora (tiene uno de 125cc y dos, de 250cc), está pendiente de lo que decida Honda para saber si podrá utilizarlo algún año más o pasará a ser propiedad de un veterano campeón (ya quedan pocos) o un joven campeón con proyección.

Ni qué decir tiene que esa silla de cámping lleva emparejada (y de ahí su importancia, su relevancia, la envidia por la que todos la miran) la moto más poderosa del paddock, la fabulosa Honda RC213V, que en manos de Marc Márquez, cierto, solo en manos del nen de Cervera, ha ganado cuatro de los últimos cinco títulos mundiales de MotoGP en juego. Pero, mientras Honda se lo piensa («cuando los japoneses tienen clara la decisión, la ejecutan al instante, de ahí la renovación inmediata de Márquez, pero, cuando dudan, dudan mucho», dice una voz autorizada del equipo Repsol Honda), Alberto Puig, nuevo director deportivo de la marca campeona, va lanzando el anzuelo para ver si aquellos pilotos que le interesan, pican y puede hablar con ellos.

De momento, ni Johann Zarco (Yamaha), auténtica revelación de MotoGP en los dos últimos años, ni Andrea Dovizioso (Ducati), actual subcampeón del mundo, han querido abrir negociaciones. Ambos han mirado elegantemente hacia otro lado, rechazando sentarse ahí, pilotar la Honda y convertirse (ese es el reto que implica ser dueño de esa butaca) en el rival de box del más poderoso campeón de todos los tiempos, Marc Márquez Alentá, poseedor de todos los récords de precocidad de la categoría reina, auténtico monarca de MotoGP desde su aparición en el 2013.

Zarco dijo que prefería intentar ser bueno o tan bueno como Márquez a lomos de la poderosa futura KTM. «Medirse con Márquez en su mismo equipo no era algo que me apeteciese mucho, la verdad», sentenció el francés, que, al parecer, antes de que Puig tentase a su mánager, Laurent Fellon, ya se había comprometido con KTM. Idéntico gesto de escapismo acaba de protagonizar el gran Dovi, que ha preferido seguir en Ducati antes de conocer las condiciones para sentarse en esa silla, que casi parece eléctrica. «Yo me quito el sombrero ante Marc, es un auténtico fenómeno. Desde el 2013 domina la categoría con enorme autoridad. Ganarle con su misma moto, convivir con él en el mismo box, no ha de ser tarea fácil. Prefiero seguir en Ducati, la verdad», señaló Dovizioso.

Por la razón que sea, ni Zarco ni Dovizioso, curiosamente los dos pilotos que Márquez había elogiado y colocado a la altura de su admirado Pedrosa para ser su compañero, han atendido a Honda, que se plantea renovar un año más a Dani y esperar que Joan Mir y Álex Márquez maduren. «Yo no voy a dar más nombres», bromeó ayer Márquez. «Los dos que di no han venido. Desde luego, lo de Dovi lo entiendo más que lo de Zarco. Nunca comprendí cómo Ducati no renovó a Andrea en enero». Pedrosa, por su parte, reconoció: «No sé qué piensan Zarco ni Dovizioso, no sé por qué ni siquiera han querido sentarse a oír a Honda».