Por unas horas vivió Luis Suárez liberado del castigo de la FIFA, un tiempo fugaz que saboreó con la ilusión de un niño desde la noche del lunes, cuando por primera vez pudo pisar el Camp Nou como futbolista y no como espectador, hasta ayer al mediodía, cuando fue presentado oficialmente por el Barça. Superado ese paréntesis de libertad, el delantero uruguayo volverá a la condena de los entrenamientos en la ciudad deportiva a la espera de que llegue el 25 de octubre.

El uruguayo explicó lo mal que lo había pasado tras ser consciente de su error y de la dimensión del posterior castigo. Un dolor enorme invadió al jugador, que vio claro que "tenía que pedir perdón" y dar un giro a su forma de comportarse en el campo: "La lección es clara y la debo tomar conmigo mismo. Fui yo quien me equivoqué", admitió el azulgrana, con ganas de pasar página de una vez y mirar solo al futuro inmediato, que para él empieza en otoño. "Lo pasado, pisado", sentenció en una expresión muy uruguaya.

A pesar del dolor afirmó que "fue lindo volver a jugar, pero es duro saber que no volveré hasta dentro de dos meses". El jugador del Barça confirmó que se preocupó no solo del fichaje por parte del club catalán sino también por su persona.