Un punto es un punto y el Real Zaragoza se fue del Carlos Belmonte con un empate ante el Albacete en el zurrón, unas tablas extrañas, por las muchas bajas atrás y por la apuesta de Ranko Popovic, que planteó un once más ofensivo sobre la pizarra que en el césped, con un pivote (Galarreta) y un 4-1-4-1 que tuvo más sombras que luces, porque nunca trajo un fútbol fluido. Así, el Zaragoza volvió a vivir de su pegada, de su gran capacidad para anotar, esta vez por medio de Eldin y por el díscolo Jaime, autor de un gol y expulsado por su falta de madurez y por la del árbitro, que se precipitó en la segunda amarilla a falta de un cuarto de hora.

El empate, tras marcar pronto y dejarse remontar, deja fuera de nuevo al Zaragoza de la promoción, a dos puntos, con el ascenso directo ya a ocho, pero hay que valorarlo en la justa medida de un partido que llegó a contrapié por las numerosas ausencias que tenía el conjunto aragonés para la cita.

Esas bajas --Dorca, Cabrera, Mario, Vallejo y Rubén-- llevaron a Popovic a un once con hasta cinco jugadores de ataque, con Javi Álamo y Willian José en los costados, con Pedro y Eldin como escuderos por delante de Galarreta y con Borja arriba, un once que tenía buena y arriesgada pinta en la pizarra, pero que no generó tanto fútbol arriba como se esperaba, con Willian José muy perdido en la izquierda y Pedro sin aparecer tanto como el equipo lo necesita. Mientras, el traje de pivote defensivo le vino inmenso a Galarreta, que nunca supo qué fuegos debía apagar. Atrás, también hubo revolución, Rico cumplió en el eje, incluso a mejor nivel que el siempre irregular Lolo, y Diogo, que pidió ser lateral en vez de central, estuvo perdido en el costado zurdo.

Con esa apuesta tan rara, casi un rompecabezas y con varios futbolistas fuera de su demarcación por los ausentes, salió el Zaragoza en Albacete y lo cierto es que no pudo tener mejor arranque. Una contra de manual la inició Eldin para que Pedro la continuase y abriera para Borja. El ariete se disfrazó de asistente y Eldin volvió a mostrar su olfato en un remate que tocó en Jorge Díaz pero en el que el bosnio fue a poner el balón donde acabó, lejos del alcance de Alberto.

PEGADA Y COMPROMISO

Esa contra de manual dejó el partido muy de cara para un Zaragoza que nunca bajó la guardia en actitud y esfuerzo pero que pronto empezó a dejar claro que iba a estar muy lejos de ser capaz de defender con la pelota, tal y como quiere Popovic. Pelotazos desde atrás hubo muchos y capacidad de asociación en la zona de tres cuartos, muy poca, mientras Borja iba desapareciendo y Willian José pedía a gritos que lo sacaran de la banda, donde al menos sí exhibió un sacrificio que siempre muestra.

El Albacete comenzó a crecer con la movilidad de Cidoncha y de Jorge Díaz, pero sobre todo en el costado de Keko, que empezó a buscarle las cosquillas a Diogo. Lolo, de cabeza tras un saque de falta en una jugada en la que pensó que estaba en fuera de juego, tuvo el segundo, pero el Albacete empató tras un error en la salida de balón de Galarreta que un taconazo de Cidoncha convirtió en gol de Jorge Díaz. El exzaragocista, como en la Copa, volvió a ser el mejor de su equipo.

Con un posible penalti de Rico sobre Portu se llegó al descanso y el intermedio sentó aún peor al Zaragoza. Popovic se jugó la carta de Jaime en el interior para dejar en el banquillo a Willian José. Jaime es extremo y jugó en su puesto, pero está a años luz de ser un futbolista regular y hecho. Con la calidad que tiene, esa inmadurez le ha dejado sin terminar de explotar.

Nada más salir, a los 15 segundos, Jaime vio una amarilla por un manotazo y el Albacete no tardó en volver a dominar el balón. Una vez superada la primera línea de presión zaragocista, el conjunto manchego jugaba casi a sus anchas y a Galarreta cada vez se le hacía más grande su parcela en la medular. Así, un error en la marca de Diogo dejó a Keko solo después de que Rico no pudiera despejar el balón. El centro del extremo lo rechazó demasiado blando Whalley y el balón le llegó a Cidoncha, que marcó a placer para dejar el partido cuesta arriba para el Zaragoza, que empató muy poco después y casi sin querer.

Jaime, que pasaba por ahí probablemente por su deficiente compromiso defensivo, recogió un despeje de Pulido a centro de Álamo con Alberto dejando una salida terrible y el extremo mandó a puerta vacía el balón a la red para empatar un partido cada vez más extraño y loco. Figueroa Vázquez mostró una segunda amarilla en una falta de Jaime a Chumbi que tuvo excesivo castigo y que ya convirtió el empate en un tesoro para el Zaragoza.

Popovic recurrió entonces al doble pivote y quitó a un agotado Eldin para que Basha tuviera un cuarto de hora donde el suizo de nuevo no se enteró de la fiesta. El Albacete, con la salida de Chumbi, Samu y Rubén Cruz, quiso buscar la victoria con el mensaje de su técnico en los relevos, pero el Zaragoza no bajó un ápice su compromiso, su capacidad para luchar contra toda la adversidad. Whalley estuvo sereno en los últimos minutos en los envíos de un Albacete que tampoco se creyó mucho la oportunidad de ganar. No lo hizo y el Zaragoza salvó un punto al que hay que dar más mérito por las circunstancias que por el fútbol.