Como dueño de una franquicia, los Charlotte Hornets, el eterno Michael Jordan es parte interesada. Pero su mensaje de alerta ha encontrado eco. Básicamente porque se trata de una evidencia. «Se está dañando la competividad de la liga. Vamos a tener uno o dos equipos que van a ser grandes y 28 que van a ser una basura», dijo hace poco con la fiereza de sus mates. A lo que se refiere Jordan es a la concentración de los grandes jugadores de la NBA en unas pocas escuadras. El talento se fusiona y da lugar a la formación de súper equipos. «Las estrellas se están poniendo de acuerdo para juntarse en equipos determinados», lamentó el gran mito de una liga que empieza una nueva temporada esta próxima madrugada.

Antes se podían reunir dos grandes cracks en algunas franquicias. Desde hace unos pocos años, ya se habla de Big Threes, es decir, de tridentes, con una naturalidad impactante. Tres estrellas son tres sueldazos. Pero de dinero no anda falta la NBA desde que firmara un mega contrato de televisión, en vigor desde el 2016, por valor de unos 24.000 millones de dólares.

El dinero se ha convertido en uno de los temas de conversación de la competición estadounidense a cuenta de renovaciones astronómicas. La de Stephen Curry. La de Russell Westbrook. La de James Harden. Dólares a raudales. Unos 72 millones ganará la estrella de los Golden State Warriors en dos temporadas. O 68 ingresará Lebron James en el mismo periodo.

La suma de figuras se mantiene en los actuales campeones, los Warriors. No han incorporado a nadie, pero conservan todo su arsenal. Gran hazaña. Kevin Durant, Draymond Green, Klay Thompson, el propio Curry... «El mayor peligro es la complacencia», ha declarado Steve Kerr, el sensato técnico del equipo y excompañero de Jordan en los míticos Bulls de los años 90.

CLEVELAND SIN IRVING

Cleveland ha rodeado bien a Lebron pese a perder al base Kyrie Irving, que forzó su traspaso a los Boston Celtics. Parece que Irving no quería estar bajo el ala de Lebron ni un minuto más. Quería ser el líder. En Boston debería serlo. Lebron se encogió de hombros. «Traté de inculcarle al chico el ADN ganador y dije que cuando estuviera preparado para coger las llaves, yo estaba dispuesto a dárselas», señaló Lebron. Para reemplazar a Irving, los jefes de Lebron han contratado a su amigo Dwyane Wade, con quien coincidió en Miami, a Derrick Rose y sobre todo a Isiah Thomas, que llega de Boston. Como apoyo secundario tendrá a Calderón.

Un tridente a seguir es el forjado en los Oklahoma Thunder. Westbrook, el MVP de la pasada campaña, estará escoltado por el alero Paul George y el veterano Carmelo Anthony, que abandona los Knicks tras un sinfín de años frustrantes en el Madison.

Otro equipo bien reforzado son los Houston Rockets. La dirección ha seducido a Chris Paul para formar un tándem organizador envidiable junto a James Harden. «La NBA está en una carrera armamentista muy intensa. O entras o miras desde las trincheras», ha observado Dary Morey, director general de los Rockets.

Hablar del inicio de temporada en la NBA es hablar de Pau Gasol. Son 17 años ya en la competición de los gigantes del baloncesto mundial. A sus 37 años confía aún en mostrar un buen nivel competitivo en los San Antonio Spurs, que han incorporado a Rudy Gay. Con él ya coincidió en Memphis, donde sigue su hermano Marc. No parece que pueda soñar con grandes logros. Ni tampoco Ricky Rubio, que cambia de aires en su séptima temporada. Los Utah Jazz. No huele a gloria.

Se ha comunicado a las franquicias que no se tolerarán protestas en el himno. La NBA no quiere choques con Donald Trump. Y eso que muchas estrellas han verbalizado su desprecio hacia el inquilino de la Casa Blanca.