Lo de Violeta Puche ha sido la guinda de una temporada espectacular para el balonmano femenino aragonés: compitió en la División Plata el Dominicos y ascendió a esta categoría con brillo el Balonmano Colores. Además, las cadetes de La Jota jugaron tras muchos años la fase final del Campeonato de España. Violeta Puche fue una sorpresa puesto que ya lleva viviendo tres años en Valencia. Fue hace pocos días cuando ascendió a la Liga de las Guerreras con el Morvedre de Sagunto, la máxima categoría en la que ha habido otras dos aragonesas: Carlota Rubio, en el Cañaveral y Marta Jaqués, en el Castellón. «Somos pocas, pero lo damos todo», dice Violeta Puche.

Puche tiene 20 años y proviene de una cantera de la tradición al balonmano como es Tarazona. «Me vieron los técnicos de Morvedre en una fase de sector nacional juvenil y me ofrecieron jugar con ellos. Quería estudiar Fisioterapia o Ingeniería Biomédica y al final me decanté por la segunda en Valencia. Le di prioridad al tema deportivo», explica Puche.

El primer año de adaptación fue duro para la zaragozana. «En Tarazona el pabellón lo tenía cerca de casa y en Sagunto tengo que coger el coche desde Valencia para entrenar. Y los desplazamientos a los partidos son largos». En su tercer año llegó el ascenso. «Este año el objetivo era intentar subir. Comenzamos el curso cambiando de directiva y de entrenador. Era Manuel Etayo. Nos encuadramos con los equipos catalanes, levantinos y uno de Tenerife. Es un grupo en el que cualquiera te puede ganar y son muy peleones. Solo empatamos en la Liga un partido». Una vez que ganó en su grupo de la Liga de División Plata el Balonmano Morvedre disputó la fase de ascenso. «Primero había ocho equipos y después una fase final con cuatro y subían dos. Se disputó en Sagunto. Ganamos a Alcobendas el primer día, el segundo al Sporting La Rioja y al final al León», explica.

El Morvedre se apoya en unas defensas 6-0 y también en 3-3 y en los contragolpes de los extremos. Puche está en el izquierdo. «Antes era lateral izquierdo y en Morvedre juego de segunda línea. En defensa soy bastante activa, corto algún que otro balón y salgo al contragolpe. Desde el extremo meto algún que otro golico. En las vaselinas arriesgo demasiado», reconoce Puche.

Compatibiliza perfectamente los libros con el deporte. «Ahora terminaré los exámenes y me iré para Tarazona. A veces me tengo que saltar alguna clase por los entrenamientos, pero apruebo todo con buenas notas. Mis padres están contentos». Tiene muchas ganas de volver a Tarazona. «En julio volveré a casa. Una de las cosas que mas hecho en falta es a Miguel, mi hermano». De cara al curso que viene seguirá estudiando y jugando. «Me gustan mucho las dos cosas», apunta.

Con 7 años comenzó a jugar al balonmano en el colegio Moncayo. «Era una chiquilla muy activa y jugaba a todos los deportes, aunque me gustaba el tenis. Me metí en el balonmano por mi padre, José Puche, que jugó en el Balonmano Tarazona. Con los años todavía no me creo que haya llegado hasta aquí», reconoce.