La historia reciente del Zaragoza tiene algunas etiquetas negativas que el propio equipo se empecina en mantener y que hoy puede romper. Es ya casi una condena su nula capacidad para ganar a domicilio. Ese nefasto balance lo hizo trizas en Segunda, sobre todo en la recta final para lograr un ascenso que hubiera sido imposible sin ese cambio de faz viajera. Sin embargo, su regreso a la élite le ha devuelto esa mala costumbre, a la que añade también su capacidad de ser la mejor aspirina para rivales en problemas o en descenso. Y problemas tiene para regalar el colista Málaga.

El 31 de octubre del 2007 el Zaragoza vencía en Almería con un tanto de Diego Milito. La frase, a fuerza de repetirla, ya está grabada a fuego, pero, por mucho que moleste en el club sacar a colación ese dato, es la realidad que desde entonces el equipo zaragocista no ha sido capaz de volver a ganar como viajero, lo que fue una de las claves más poderosas para el descenso en ese curso (07-08) y lo que ha lastrado su comienzo de esta temporada, ya que en La Romareda su balance es bueno (10 puntos de 15, el sexto mejor de la Liga), pero como visitante solo ha logrado uno de 15, un bagaje que solo el Tenerife empeora en toda la élite.

Cambio obligado

Son, pues, 19 salidas seguidas en Primera, con catorce derrotas y cinco empates, teniendo el sabor amargo entre los dientes al regreso de la expedición y con la decepción de la afición, que se sienta frente al televisor o se pone a escuchar la radio cuando el Zaragoza juega lejos de La Romareda con la casi certeza de que las posibilidades de amargarse la tarde son amplias.

Esa dinámica debe cambiar ya. A la vigésima, un número redondo, tiene que ir la vencida, porque enfrente está el último clasificado, un equipo que colecciona cuatro derrotas en cinco partidos en La Rosaleda. Eso dicta la lógica, claro. ¿Cómo no le vas a ganar al colista? El Zaragoza es especialista en no saber contestar esa pregunta. De hecho, en sus seis últimos duelos en la élite ante rivales que estaban en descenso ha perdido cinco y ha empatado uno. A esa cifra habría que añadir las dos citas coperas ante el Málaga, que las afrontó ambas como farolillo rojo de la Liga, y que acabaron las dos en tablas.

Le cuesta ganar al equipo aragonés a rivales en apuros. Solo hay que recordar su visita al Calderón en la sexta jornada. Estaban el Atlético lleno de nervios y en descenso, Abel en la picota y su afición, en pie de guerra. El Zaragoza cayó y ha sido el único que lo ha hecho ante el conjunto colchonero en esta Liga. Fue la última demostración de su incapacidad ante enemigos asfixiados, mientras que de su debilidad foránea ha dado ya sobradas muescas. Así, la cita en Málaga es para romper tabús y anular estadísticas negativas.