El Zaragoza enlazó en Las Palmas el sábado dos victorias seguidas. No es la primera vez en este curso, sino la tercera. Y las dos anteriores, jornadas 5 y 6 ante Tenerife (3-0) y Castilla (1-2) y jornadas 8 y 9 frente a Mallorca (2-4) y Ponferradina (2-1), invitaron a ver la rampa de lanzamiento hacia la zona de ascenso. Sin embargo, el castillo de naipes se le derrumbó las dos veces a Paco Herrera, en la segunda ocasión con tanta virulencia que le pudo hasta costar el puesto tras cinco citas sin ganar. Ahora, la tercera reconstrucción tiene más visos de consistencia, más puntos de sostén, aunque el peligro que vuelva a ser un espejismo también está latente. El choque ante el Córdoba, la posibilidad de llegar al triple de triunfos consecutivos por primera vez, servirá de clara vara de medir.

Esta vez, el Zaragoza, que tocó fondo con tres derrotas terribles en el fondo y la forma (Eibar, Numancia y Jaén), se ha apoyado más en la solidez. Lleva dos partidos seguidos sin encajar y ante el Girona y en Las Palmas se vislumbró un equipo más solidario, mejorado en la presión. Con muy poco fútbol, como siempre, pero con más hechuras. Nada vistoso, pero efectivo y con algunas dosis de fortuna, como las que tuvo el sábado en la isla en la primera parte o también en el gol de Álvaro ante el Girona.

La actitud global ha cambiado y, además, el sistema, el 4-3-3 para poblar la medular, ofreció más consistencia, como también que Herrera por fin se decidiera a dar la alternativa a Tarsi en el medio y devolviera a Rico al lateral. Al equipo se le ve con más carácter, hambre y personalidad. Se notó a la hora de afrontar la cita ante el Girona, con La Romareda de uñas, y también en el cuerpo a cuerpo, en las otras batallas, con Las Palmas el sábado.

A esas sensaciones globales que hay que ratificar y que no invitan de momento a ninguna euforia se añade un dato claro, que es la recuperación de piezas importantes. Álamo ya está sobre el césped y asoman Paglialunga, Montañés, Abraham y Acevedo. Y Luis García está casi a punto. Más alternativas, una ayuda clara para que el Zaragoza por fin tenga más regularidad.

El equipo solo sumó dos puntos en las cuatro primeras jornadas. Herrera pasó de la apuesta por el balón y el equipo golpeó a la contra y en la estrategia para golear al Tenerife y ganar en Valdedebas. Sin embargo, el Recreativo trajo dudas, aunque al Zaragoza aún le dio para levantarse. Ganó en Mallorca con una exhibición de eficacia al contragolpe y frente a la Ponferradina sufrió para sumar tres puntos. Llegó Riazor, un partido serio, una victoria casi en bandeja y un empate tras un error de Leo Franco que abrió la caída sin fin del equipo, que poco a poco se volvió una masa deforme y sin argumentos, sobre todo en Jaén. Girona marcó el inicio, la primera piedra, y el edificio volvió a recuperar buen aspecto en Las Palmas... ¿Será la definitiva?