La nadadora paralímpica Teresa Perales cree que con 41 años no es "nada fácil" seguir luchando por conseguir medallas en campeonatos, pero ella lo sigue intentando y, de momento, continúa sumando metales a su impresionante palmarés, tal y como demostró en los últimos Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.

Su próxima cita será el Campeonato del Mundo que se va a disputar en México D.F., en la misma instalación que se utilizó para los Juegos Olímpicos de México 1968.

En una entrevista con Efe, Perales se toma con su habitual buen humor el hecho de ser de las nadadoras de más edad del panorama nacional, pero también del internacional: "de las que luchan por medallas soy la que más. Queda mejor decir veterana que mayor, aunque la realidad es que soy la más vieja".

En el Mundial nadará los 50 libres, los 50 espalda y los 100 libres, pruebas en las que cree que tiene opciones de subir al podio y con las que piensa continuar para el próximo Campeonato de Europa y para los siguientes Juegos Olímpicos.

"Tendré que pelear el oro en 50 espalda y luego en las otras ya veremos, pero en mi cabeza llevo siempre la idea de ganar medallas", apunta.

Teresa Perales se olvidará de su estilo preferido, mariposa, y de braza, y se centrará en espalda y estilo libre debido a los problemas que sufre en el cuello, pues tiene dos hernias discales.

"Me hago mayor. Ya las tenían en los Juegos Olímpicos y he descartado esas pruebas porque tengo dolores", explica la nadadora aragonesa que, consciente de que los años no pasan en balde, ha preferido reducir el número de pruebas a nadar en beneficio de sus opciones de lograr medalla.

"Tengo que bajar el numero de pruebas y adaptarme a la situación porque estoy mayor y prefiero especializarme. Es algo que llevaba pensando desde hace tiempo y creo que es lo más acertado", ha analizado la nadadora paralímpica con más medallas en la historia de la natación.

Perales se considera "súper positiva por naturaleza" y asegura que le gusta "dar un giro de tuerca a todo", por lo que prefiere quedarse con la parte buena de que "se cierra una puerta y se abre otra" en el caso del cambio de pruebas a nadar.

"No es nada dramático. Tengo la suerte de poder competir en otras tres pruebas. Al revés, estoy contenta y feliz", ha asegurado.

A este respecto ha explicado que cuando era más joven podía nadar lo que quisiera porque se recuperaba rapidísimo, pero que ahora el cuerpo va más lento y que es algo que tenía que valorar y decidir.

La nadadora prefiere no operarse de las hernias discales porque, según ha explicado, puede tener problemas pues se arriesga a tener dolores o algún problema mayor.

Además, ha añadido que las pruebas que ha descartado son también las en las que quizá pudiera tener más problemas para conseguir medallas.

"Todos los deportistas tienen alguna lesión y lo considero normal. El que no tiene tendinitis tiene otra cosa. Es normal porque voy en silla de ruedas, miro hacia arriba a todo el mundo y además llevo entrenando muchos años y tengo que mover mucho el cuello", ha señalado relativizando sus problemas físicos.

La zaragozana dice encontrarse plenamente recuperada del cansancio con el que terminó los Juegos de Río, algo que ya constató en el Campeonato de España.

"Estoy súper recuperada y vuelvo a estar en marcas que me gustan aunque todavía queda la parte más importante, que es la concentración en altura en Sierra Nevada. Aún queda la cuesta arriba", ha destacado.

Teresa Perales sigue la trayectoria y las marcas que están realizando sus más directas rivales para el podio en el país azteca, la mayoría bastante más jóvenes que ella, y ha explicado que por marcas sigue siendo la primera en 50 espalda, "aunque eso no quiere decir nada porque te pueden pegar un repaso".

"Sin confiarme y sin estar tranquila, porque no se puede estar, hay que pelearlo en el momento pero veo que estoy en marcas dignas de conseguir medalla, que es lo que busco", ha señalado.

Dice no sentir presión por seguir ganando metales frente a nadadoras mucho más jóvenes que ella en su mayoría, tal y como ha estado ocurriendo hasta ahora: "lo llevo bien, me gusta relativizar las cosas, no lo veo dramático sino como que es ley de vida". Yo utilizo mi experiencia y ellas utilizan su juventud, entonces más o menos la cosa se queda equilibrada".

La concentración en Sierra Nevada que va a realizar desde el 8 de septiembre y hasta que vuele a México tiene como objetivo acostumbrarse al trabajo en altitud, ya que la capital del país norteamericano está situada a 2.250 metros sobre el nivel del mar.

"Hay que tener cuidado con la adaptación a la altura. Me haré más controles de sangre y analíticas porque te dicen si tienes excesiva fatiga. Es muy importante la adaptación a la altura porque estás sometiendo a una tensión al cuerpo muy grande y hay que tener cuidado. Es muy bueno, es maravilloso y a mí siempre me ha dado grandes resultados desde que lo hago. Cuando voy allí (Sierra Nevada) sufro pero luego vuelo", ha desgranado.

Para acostumbrarse también a la diferencia horaria, la delegación española viajará con varios días de antelación, ya que saldrá el 25 de septiembre y Perales inicia la competición el 1 de octubre.

Este aspecto no preocupa excesivamente a la deportista zaragozana, que ha señalado que cuando se vuela hacia el oeste los problemas de adaptación son menores que al contrario.

"No dura tanto el 'jet lag'. En cuanto me subo al avión me cambio la hora del reloj e intento seguir los tiempos de sueño en el propio avión, así como de alimentación", ha comentado.