Como una imagen vale más que mil palabras, ayer bastó con observar lo que ocurrió en el césped de la Ciudad Deportiva en el minuto 90 para resumir un derbi aragonés que dejó reforzado al Teruel y que supusó una dolorosa puñalada para el Zaragoza B (1-2). Un derbi regional que, por cierto, cobró al aficionado el incomprensible precio de 15 euros y eso provocó que las gradas estuvieran semidesnudas en un partido que debería haber sido la fiesta del fútbol aragonés. Más allá de eso, el encuentro tocaba a su fin enmarañado en unos minutos de nerviosismo cuando Fonsi, a quien precisamente no le tembló el pulso, regateó con maestría y sangre fría a un par de defensas locales y batió por bajo a Alcolea.

Lo que vino a continuación fue la fotografía del partido: los jugadores del Teruel apiñados en el suelo sobre su compañero y los defensas del filial, abatidos y cabizbajos ante el jarro de agua fría. El filial había mandado dos balones a los palos.