Dejó muchas más luces que sombras el estreno de Ranko Popovic en el banquillo en una victoria ante la Ponferradina que tuvo 50 minutos de lucidez, de un fútbol de mayor combinación e intensidad que el que se había visto en La Romareda, manteniendo la pegada, una virtud indiscutible de este Zaragoza, y que sin embargo soltó un tramo final decepcionante en el primer duelo con su nuevo míster. Pero la nueva era en el banquillo arrancó con goleada y hoy llega el segundo examen, ante el Albacete, en un Carlos Belmonte de nefasto y reciente recuerdo copero, donde el equipo entonces de Víctor Muñoz soltó un terrible partido y cayó eliminado. Hoy se presenta allí en otros menesteres, buscando confirmar buenas sensaciones y para lograr una victoria que le devolvería a los puestos de promoción de los que salió de forma momentánea en lo que va de jornada.

Es indudable que la llegada de cualquier entrenador a un vestuario siempre provoca un impulso anímico, una reacción en un grupo deprimido o enfadado, normalmente con el anterior técnico. El Zaragoza no fue una excepción tras la salida de Víctor y la llegada de Popovic. El aire ante la Ponferradina fue muy diferente a la depresiva imagen en Soria, pero para comprobar que ese efecto positivo del cambio en el banquillo es real la prueba de validez se tiene que prolongar en el tiempo, en varias semanas, empezando por la cita en el Carlos Belmonte. Además, no todos los partidos se pondrán tan de cara como el de la Ponferradina, que se hizo un gol en propia puerta nada más empezar.

Pero no es menos cierto que en ese partido y, mientras al Zaragoza le duró el físico, el equipo tuvo más fútbol, más capacidad en la elaboración y más juego por las bandas, sin apostar tanto por el balonazo desde atrás o desde la medular buscando las segundas jugadas. Por ahí, por la capacidad asociativa de Eldin, en la mediapunta de nuevo, Pedro, Galarreta y Álamo, además de la pegada de Borja, ante la Ponferradina se abrió un claro camino que Popovic espera que tenga continuidad en un duelo donde el Zaragoza, que recupera a Willian José tras su sanción, llega condicionado por las bajas. Muchísimo, sobre todo atrás.

WHALLEY Y BASHA Sin Mario, Vallejo y Rubén, los tres lesionados, y sin Cabrera, sancionado, el Zaragoza juega en Albacete sin ninguno de sus 4 centrales. Es difícil que ocurra algo así, pero le ha pasado. Lolo, más habituado a hacer de apagafuegos en el eje, y Diogo, de estreno en el puesto, serán los centrales en la novena zaga distinta este curso. A esas bajas atrás se suma la del también sancionado, y vital, Dorca, que traerá consigo una oportunidad para Basha, para que haga la función de escoba en la medular al lado de Galarreta. Al suizo, de lesión en lesión desde el verano, solo se le ha visto, para mal, en Copa ante el Albacete y 26 minutos contra la Llagostera. Tenía hasta hace nada las puertas abiertas para irse en enero, de regreso al Sion, de donde llegó cedido, pero Popovic está dispuesto a darle su oportunidad y, quizá, todo empiece a cambiar para él a partir de hoy.

La intención de Popovic, además, es la de mantener bajo palos a Whalley, una continuidad ante la amenaza de Bono y pese a los propios nervios que ha mostrado el meta zaragozano en los últimos partidos. El Everton sigue muy pendiente del internacional sub-21 y el Zaragoza necesita ese traspaso para hacer caja. Pero, de momento, Whalley parece que seguirá bajo palos ante un Albacete que ha reaccionado, con tres victorias en los cuatro últimos partidos.

El equipo que dirige Luis César Sampedro, recién ascendido a Segunda, sigue en descenso y es el más goleado de la categoría, con 28 dianas, pero tras un inicio terrible ha mejorado el semblante y la defensa. Y cabe recordar que en medio de ese mal inicio liguero fue capaz de dar un baño en Copa al Zaragoza.

UN RIVAL RECUPERADO Con ningún futbolista de relumbrón, con Cidoncha, de gris pasado exzaragocista, convertido en fijo en las últimas jornadas y con Paredes a prueba, aunque no se le hará ficha hasta enero, este Albacete pelea por salir de abajo, por llegar a la orilla de la salvación. Las miras del Zaragoza son otras, con un deseado retorno a Primera que necesita que la reacción con Popovic se consolide.