Alumno aventajado de la Ciudad Deportiva en décadas pasadas, Jorge Pina, que no llegó a lincenciarse en el Real Zaragoza --ni siquiera pudo debutar--, vivió la semana pasada una situación anómala para cualquier futbolista. Le dijeron no sin haberle puesto a prueba. El Shangai East Asia de la Superliga china le llamó para probar y su sorpresa llegó cuando, en el partido amistoso que tenía que jugar, no pudo saltar al campo.

La no prueba se remonta al encuentro que disputó el equipo Sesiones AFE --compuesto por jugadores sin equipo-- contra el mencionado combinado asiático. Tras el choque, el club chino se interesó por Jorge. "Me invitaron a hacer una prueba que consistía en jugar un partido", reconoce. Sin embargo, "la cosa fue rápida y sencilla, porque ni siquiera llegué a realizar la prueba", explica Pina.

"Yo pensaba que jugaría, pero no llegué a hacerlo, no sé por qué", argumenta. "No sé si habrían firmado a otro jugador en mi posición --interior izquierdo-- desde que me llamaron hasta que llegué con ellos --transcurridos dos días--. Fue frustrante porque viajé ilusionado y ni siquiera pude jugar. Fui para nada", dice resignado. A esto, hay que añadir que por su aventura china dejó de jugar dos partidos con el equipo Sesiones AFE.

La mayoría de clubs de fútbol chinos son dirigidos por personas con mucho dinero, que dirigen a su antojo cada pulgada de sus equipos. "Son un poco especiales. Todo es un gran circo. Por lo que yo vi, el entrenador no mandaba nada, era el presidente el que se metía en el vestuario a dar instrucciones a todo el mundo". Lejos del pensamiento reinante en los devotos europeos del fútbol, "me pareció que practican un buen juego y que son muy rápidos". Además, "el presidente del Shangai East Asia comparte amistad con Sandro Rosell, es un fanático del Barça y tiene mucho interés en imitar su estilo de juego", desvela.