En solo cinco jornadas Filip Kraljevic ha pasado por casi todos los estados posibles. De no jugar a hacerlo un poco, luego menos y, finalmente, no solo tener más minutos sino también completar un buen partido hasta el punto de convertirse en uno de los mejores del equipo y ser aplaudido por la grada. Frente al UCAM Murcia aprovechó su oportunidad para revelarse como un jugador útil, sobre todo si muestra ese nivel. Anotó nueve puntos y capturó seis rebotes en su aparición más completa hasta la fecha.

Kraljevic no vino a Zaragoza para ser protagonista. Con Henk Norel como cinco titular indiscutible, el equipo necesitaba un complemento, un jugador que pudiera dar relevo al holandés unos minutos y que aportara cosas que el capitán no tiene como una mayor actividad defensiva o intimidación bajo el aro. Ese es su papel en el equipo, secundario pero importante. Con unas rotaciones cortas toda aportación es bienvenida, por pequeña que sea. Más si el que parte como titular no ha podido alcanzar su mejor tono físico debido a unas molestias que le tuvieron parado tres meses en verano, como es el caso de Norel.

Por eso, por el estado en el que se encuentra el holandés sorprendió la ausencia total de Kraljevic en el primer partido de Liga. Su presentación ante el Guaros de Lara no había sido muy prometedora, evidenciando sobre todo algunos de sus defectos. Se le adivinó entonces una mano aprovechable para el tiro a corta distancia pero lagunas en tantos otros aspectos, nada de su supuesta capacidad de intimidación, demasiados problemas para ganar la posición, por ejemplo. Y Andreu Casadevall decidió que no tuviera un solo segundo de juego en la primera jornada, explicando que era un jugador «blando» y que cuando salía restaba al equipo.

De menos a más

Después ha ido teniendo más presencia, sin brillar pero cumpliendo su papel. «Todos los jugadores quieren jugar más. No estoy contento con los partidos que he hecho. Puedo hacerlo mucho mejor, pero cada vez estoy jugando más y conforme pasen los partidos espero ir haciéndolo mejor. Tanto a mí como a otros el entrenador nos ha pedido que seamos más duros y agresivos y estamos trabajando para conseguirlo», explicó el propio pívot la semana pasada, cuando su juego y su presencia en el equipo generaban más dudas que otra cosa.

Hasta el sábado, cuando abandonó incluso su rol asignado y pasó a ser protagonista. Mejoró en algunos momentos la aportación de Norel, tuvo buenas acciones bajo el aro y se llevó tanto el aplauso de la grada como el de su entrenador en la sala de prensa. «Filip tiene que darse continuidad y ser consciente de que es capaz de hacer estas cosas y tener esa chispa que le falta en determinados momentos. Si él está como hoy, ve que tiene minutos. Si está con actitud, ganas y se entiende con los compañeros es muy importante para nosotros porque nos da una rotación más», dijo Casadevall.

La del Tecnyconta Zaragoza es la primera experiencia de Filip Kraljevic lejos de los Balcanes. Nacido en Bosnia pero de nacionalidad croata, ha pasado por Cibona, Rudes, Cedevita, Mlados Zagreb, Zabok, Split y Zadar antes de decidir saltar el Adriático y aterrizar en la competición española. Con sus 2,12 de altura, en su país ha destacado como taponador. En Zaragoza, donde ha de adaptarse aún y conocer mejor la competición, sus primeros pasos han dejado actuaciones diversas. La última más que notable en sí misma y porque constituyó una gran noticia para el equipo. Aunque los titulares sean muy titulares, cuantos más jugadores se sumen en la rotación y aporten cosas más opciones tendrá el equipo de mantener un mejor nivel todo el partido.