El desafío está servido. El campeón recibe en el Bernabéu al aspirante con más prisa por alcanzar la gloria, al equipo humillado por el Barça la temporada pasada, que llega con tanta presión o más que el conjunto blanco con el objetivo de salir lanzado hacia la conquista de Europa. Enfrente, el Madrid, con la Liga en el limbo y fuera de la Copa del Rey, se juega la temporada en una cita que puede hacer saltar por los aires el proyecto de Zinedine Zidane después de los cinco títulos logrados el pasado año. Lo sabe Cristiano Ronaldo, que parece estar afilado, lo mismo que Neymar, que se declara ansioso desde hace días pensando en la cita que concita la atención de todo el mundo.

No va más. La madre de todas las batallas está servida para medir al campeón de tres de las cuatro últimas ediciones de la Champions con un equipo diseñado a golpe de talonario que no puede esperar más para encaramarse a lo más alto. El PSG quiere comerse a un Madrid (20.45) con una fuerte carga de ansiedad, pero que exhibe mucha mayor experiencia en este tipo de encuentros, así como el peso de su historia, de las 12 Copas de Europa conquistadas y un poder de reacción en una competición hecha a su medida que le hace levantarse cuando parece muerto. Su necesidad de no echar el telón de la temporada el 6 de marzo, cuando se juega la vuelta, es agobiante, pese a que Zidane y sus jugadores reiteran que este tipo de partidos es lo mejor que les puede venir en estos momentos para recomponer la figura.

DISEÑADO PARA EL GOL

«Vamos a jugar sin pensar en el encuentro de vuelta», afirma Cavani, una de las piezas de la MCN (Mbappé, Cavani y Neymar), que tiene proyectado su reto a la BBC (Bale, Benzema y Cristiano). El equipo de Unai Emery está diseñado para el gol. Tiene pólvora suficiente como para generar una gran explosión ante un rival que lleva seis partidos consecutivos sin dejar la portería a cero y que lleva encajados siete goles a partir del minuto 82. Demasiada ventaja para un conjunto que no conoce su techo, que se divierte jugando y que en cada acción ofensiva siempre encuentra algo que inventar.

Sin Thiago Motta, que acaba de salir de una larga lesión, Emery prepara un centro del campo potente con Verratti, Lo Celso y Draxler por delante de Alves, Marquinhos, Kurzawa y Thiago Silva, que se quedó fuera en el último encuentro de Liga. Todo ese armamento del equipo parisino, que afronta su sexta presencia consecutiva en octavos, está sujeto a un proceso de madurez en una plantilla en la que solo Neymar, Di María y Alves saben lo que es levantar una Champions. Para el PSG, que no olvida su eliminación en octavos la pasada temporada a manos del Barcelona tras ganar 4-0 en casa y encajar un set en el Camp Nou (6-1), su paso por el Bernabéu supone la oportunidad de ratificar que puede por fin derribar a los grandes dueños del cotarro europeo.

No se asusta sobre el papel el equipo de Zidane, que se ampara en los 17 encuentros que lleva invicto en el Bernabéu en competición europea o en los 33 partidos ganados en casa en Champions de los 39 disputados --solo perdió 3-4 ante el Schalke en octavos en la temporada 2014-2015--. El conjunto blanco busca su octava presencia consecutiva en cuarto. «No es una final para mí, ni un duelo entre Neymar y Cristiano. Tampoco es importante el dibujo», afirma el técnico francés. «No me importa mi futuro ni tengo nada que demostrar», aseguró.