Llega la recta final para la Ultra Trail Aneto-Posets. Ya queda poco más de una semana para que se dispute una de las pruebas más importantes del calendario nacional de carreras por montaña. Un total de 3.500 participantes se repartirán por las cinco pruebas, de las que la reina será la Gran Trail Aneto-Posets, de 105 kilómetros de longitud y 6.760 kilómetros de desnivel positivo. Uno de los secretos del éxito de esta macro competición es la labor de los voluntarios en la prueba dirigida por Peña Guara. Serán 450, de los que 250 se encontrarán repartidos por el monte y otros 200 en la salida y meta de Benasque.

La gran mayoría forman parte de clubs de Aragón, aunque también los hay independientes y de toda España. «De Peña Guara hay 150 voluntarios», explica Jorge García, el responsable de los voluntarios. El grueso empezará a acudir el miércoles por la tarde. «Hay que ir haciendo las 3.500 bolsas del corredor, preparar la zona de meta y el viernes tiene que estar todo montado». El marcaje de los recorridos se realiza este fin de semana. «Colocamos cintas, banderines y algún cartel. Estaremos una treintena de personas. Las zonas urbanas las marcaremos las vísperas».

Los voluntarios que estarán en los controles de altura llegan el viernes por la mañana y tendrán una labor muy específica. «Por ejemplo, en el Collado de la Forqueta los corredores pasarán el sábado al mediodía. Es la subida más larga con 1.700 metros de ascenso continuado. En ese control habrá ocho personas, subirán cuatro desde Viadós y cuatro desde el Ángel Orús. Llegarán la noche del viernes y el sábado subirán revisando el marcaje».

El techo

El Collado de Salenques será el techo (2.708 metros y un punto clave del recorrido. «Suben el viernes por la mañana y duermen allí. Llegan los corredores la madrugada del viernes al sábado a partir de las cuatro de la mañana. Los voluntarios equipan las cuerdas de seguridad necesarias porque es el único collado que tiene nieve», afirma.

En los cinco refugios estarán los avituallamientos del Gran Trail. «Tienen prácticamente lo mismo en todos, salvo en Viadós y Benasque. Allí contarán con ensalada de pasta y en el resto bebidas isotónicas, fruta, chocolate, galletas, frutos secos, Coca Cola, café, caldo caliente con fideos...», indica.

Hay voluntarios de todas las edades. El más veterano es Jacinto Badia, de Os Andarines, con 75 años. A todos los voluntarios se les da una camiseta identificativa, una acreditación y un chaleco reflectante para los que están en zonas de carreteras. «Todos tienen el alojamiento y la manutención de todos los días pagado. Se alojarán en la Escuela de Montaña de Benasque, el refugio militar de Cerler y, los que estén en controles de altura, pernoctan en los refugios», explica.

El trabajo previo con los voluntarios se hace mes y medio antes. «Nombramos a un responsable de cada control y todo el mes nos va diciendo sus necesidades. Un 80% repite del año pasado». Jorge García se encarga de los voluntarios del recorrido y los de Benasque los gestiona Bea Mairal. «Estamos en contacto con los responsables de cada control y después ellos distribuyen la información a sus equipos», concluye.