Cuando los partidos del Dream Team del Barça, allá por la década de los 90, adquirían un aire fúnebre, él se incorporaba al centro de la delantera. Johan Cruyff, el técnico que más lo quiso, creía tanto en José Ramón Alexanko, aquel recio y poderoso defensa por quien Núñez pagó en 1980 la friolera de 100 millones de pesetas (600.000 €), que lo mandaba al frente de ataque para hallar soluciones que evitaran el pánico final. Era el último recurso, el recurso Alexanko, que tiene ahora, curiosamente, su réplica moderna en Gerard Piqué.

En Mestalla, hartos de probar con todo tipo de directores deportivos, han decidido hacer lo mismo que Cruyff. Antes, en el campo, ahora, en los despachos. Llegó a Valencia en agosto del 2015, pero muchos desconocían que era de la nueva vida deportiva de Talín Alexanko, el capitán que levantó la primera Copa de Europa azulgrana en 1992, conquistada en un estadio, el viejo Wembley, que ni tan siquiera existe.

Desde agosto del 2015, y cubriendo la salida de Rufete, se recluyó en la intimidad que le proporcionaba su cargo de director de la Academia del Valencia, tejiendo el mismo camino que trazó en su día con Joan Laporta. Acostumbrado a cuidar los jóvenes talentos, primero en La Masia y luego en la ciudad deportiva de Paterna (Valencia), Alexanko se convierte ahora en el recurso desesperado del Valencia.

Tras la dimisión irrevocable de García Pitarch como director deportivo, el club le ha concedido el poder. Un poder que no vale de mucho en un club tan caótico que consume entrenadores (Pako Ayestarán, Voro, Prandelli y, de nuevo Voro en seis meses) como si fueran golosinas en la puerta de un colegio.

Con 60 años, Talín no tiene miedo de asumir un cargo que es, en realidad, un polvorín. Solo basta repasar la lista de ilustres antecesores de Alexanko en los últimos 12 años en ese despacho donde te sientas en una silla que es un pasaporte al despido casi inmediato: Antonio López, Eduardo Macià, Carboni, Miguel Ángel Ruiz, Juan Sánchez, Fernando, Braulio Vázquez, Rufete, Nuno, entrenador y mánager, García Pitarch... De momento, el excapitán azulgrana asume esa función de «forma interina», como ha precisado el propio Valencia.

RASTREAR EL MERCADO

No lleva ni un día en ese despacho y ya apareció, como reveló ayer el diario deportivo valenciano Superdeporte, otro nombre para sustituir a Alexanko. Se trata del Piojo López, aquel delantero argentino que maltrató sin piedad, una y otra vez, al Barça de Van Gaal. El exdirector de la Academia del Valencia toma el mando coincidiendo con la primera semana de la apertura del mercado invernal. Se reunió con la presidenta Layhoon Chan para diseñar la estrategia con la que debe reforzar al equipo de Voro, que se asomaría al precipicio si no es capaz de ganar este lunes en El Sadar a Osasuna en un partido de desahuciados. «La prioridad sería reforzar la parte de arriba con un delantero», contó el técnico, también provisional, antes de viajar a Pamplona.

«Soy una persona del club y, de momento, no he entrado en fichajes», proclamó Voro, recordando la necesidad de que «haya líderes en el equipo» para superar tan angustiosa situación. «Pero los líderes no se compran en los supermercados», argumentó el técnico del Valencia, que ha convocado a cuatro canteranos (Carlos Soler, Toni Lato, Rafa Mir y Sito) después de recuperar también a Mangala, Santos y Nani. Juega el Valencia, que hace una semana era de Prandelli y García Pitarch, una final. «No tengo que valorar decisiones que han tomado otras personas. Tendrán sus motivos. Al igual que Prandelli. Yo respondo de lo que hago yo», dijo Voro, confiado en que Alexanko sea un recurso válido.