Cuando Kevin Durant anunció en verano pasado que abandonaba la franquicia de Oklahoma y se llevaba su inmenso talento a los Golden State Warriors, se le acusó de tomar un camino fácil para conquistar su primer anillo de la NBA. Unirse a Stephen Curry, Draymond Green o Klay Thompson, al equipo que había batido la mejor marca de victorias y derrotas de la historia la temporada anterior, no parecía, ciertamente, una jugada de riesgo.

Lo único que Durant no se incorporó para ser uno más. Durant hizo notar su presencia a lo bestia durante toda esta campaña y en la final dominó los partidos como la superestrella que es. Al fin, tras casi una década en la NBA, pudo proclamarse campeón al derrotar los Warriors a los Cavaliers por 129-120 en el quinto partido(4-1 en la serie). Durant fue elegido el jugador más valioso (el MVP).

El alero de los Warriors combinó una defensa tenaz con un recital ofensivo deslumbrante. Entre él y Curry empequeñecieron a Cleveland. Lebron James jugó una magnífica final, pero el tándem de los Warriors es de otra galaxia. "Sienta de maravilla ganar un campeonato con estos chicos. No puedo esperar a celebrarlo durante toda la noche; bueno, quizá todo el verano", bromeó Durant envuelto de confetis.

El alero quería tanto conseguir este título que le faltaba que, según confesó, apenas pudo dormir las dos noches anteriores. Sin embargo, la ansiedad no le pasó factura. En este quinto encuentro metió 39 puntos. A lo largo de la final ha promediado 32,5, sexto jugador de la historia que supera la treintena de media en una final. "¿Me está pasando esto realmente?", se dijo a sí mismo en la pista cuando el encuentro se acercaba a su resolución.

UN VIAJE QUE HA MERECIDO LA PENA

Pese a las críticas veraniegas, pese a rearmar un ejército sobrado de munición atómica, el viaje desde Oklahoma le ha valido la pena. Solo hacía falta ver la cara de extrema felicidad de su madre Wanda en medio de la cancha, quizá la madre más famosa de la NBA desde que el mismo Durant la homenajeara en público, "una MVP real", dijo, al recordar que sacó adelante sin pareja ni ayuda de nadie a él y su hermano en la máxima pobreza.

Durant y sus compañeros no compartirán su felicidad con el presidente de EEUU. El equipo campeón acostumbra a visitar la Casa Blanca a mitad de la temporada siguiente. Ellos no lo harán, según anunciaron ayer mismo. Los jugadores de la NBA no soportan por lo general a Donald Trump y los Warriors no son una excepción.