De tanto en tanto, en el deporte afloran nuevos ídolos. Aparecen de la noche a la mañana, llegan a toda velocidad y se quedan. A su alrededor se crea enseguida una aureola especial por el magnetismo que desprenden sus figuras. Tienen algo distinto: profesional y humanamente. Y con ellos se desata la locura. Para este nuevo tiempo, el Real Zaragoza ha encontrado esa referencia en casa. En estos momentos, Jesús Vallejo es el ojito derecho del aficionado. El nuevo ídolo. En torno a él se ha creado una Vallejoinsanity. Controlada, pero una pequeña, dulce y sana locura.

Jesús debutó ayer como titular en la sub-21 en su primera citación. Está todavía en edad juvenil, pero juega, habla y se comporta como un adulto. Personaliza el deseo del zaragocismo de reencontrar el camino extraviado en la etapa con Agapito Iglesias. El anhelo por volver a ver buen fútbol, por contar con grandes jugadores, con gente de nivel llegada de la Ciudad Deportiva y con un equipo grande como los de antes.