La oferta del Eibar por Daniel Lasure en los últimos días del mercado de verano, que multiplicaba su sueldo por seis, reveló de forma explícita una realidad soterrada pero de la que quedó constancia firme: el Real Zaragoza tiene futbolistas con un importante valor nacidos del buen trabajo en la Ciudad Deportiva, que cuando se cree en ella da frutos notables como los ha dado toda la vida. En ese grupo de chicos, Pombo, extraordinario en este inicio de Liga, y Lasure, sólido y consistente como siempre en el lateral izquierdo, han tomado varios cuerpos de ventaja sobre Guti, ahora parado por culpa de las secuelas de una pubalgia y Delmás. Todos ellos, a excepción de Nieto, que acaba de aparecer tras aquella frustrada primera vez, y Soro, el futuro que ya está aquí, suman más de 20 partidos con el primer equipo. 50 lleva Pombo.

Estamos ante una gran noticia. El Real Zaragoza vuelve a tener patrimonio con jugadores convincentes de la casa, con profunda raigambre zaragocista, queridos y con categoría futbolística (y no solo con ellos, también con varios fichajes de Ligas exóticas pero de constatado acierto). De todos los canteranos a los que el club ofreció la renovación este verano, únicamente Guti aceptó las condiciones para ampliarlo hasta 2022 a cambio de una ligera contraprestación económica, una temporada más y una cláusula de rescisión superior. El resto, por el momento, prefirió conservar el contrato en vigor.

Esta situación es la manifestación del reverso de este nuevo y feliz escenario. Varios de ellos, en estos momentos especialmente Pombo y Lasure, cobran fichas por debajo de su importancia y valor de mercado y eso, en el profesionalismo, en el que el dinero es la vara de medir la cualificación, provoca puntos de fricción. Todos los jugadores firmaron voluntariamente los contratos que rigen su actividad. Eso es ley y de obligada aceptación. Como también es natural que algunos de los canteranos aspiren a adecuar su salario a su rendimiento y actual tasación. El trabajo de ambas partes es buscar el punto de encuentro más justo, que siempre lo hay, con responsabilidad. Por el bien de unos y de otros.