En su primer día como nuevo entrenador del Barcelona, Ernesto Valverde alternó el protocolo (acudió a la tradicional foto delante del gigantesco escudo azulgrana en las oficinas del club catalán) con el trabajo, aguardando a que la secretaría técnica de Robert Fernández complazca sus peticiones para reforzar lo antes posible el equipo, que ha quedado demostrado esta temporada que necesita mejoras. Hoy firmará su contrato hasta el año 2019, con opción a una temporada más, pero hace semanas que tiene el Barça en la cabeza. Ahora ya está oficialmente en sus manos, entusiasmado como se encuentra el técnico extremeño ante «el mayúsculo reto» al que se enfrenta.

Se siente Valverde, según confesó a los medios oficiales del club, como un verdadero «privilegiado» por regresar al Camp Nou, casi 30 años después, convertido ahora en el técnico del primer equipo. «Ha pasado mucho tiempo, ahora soy más mayor, tengo alguna cana más», bromeó Valverde. «Es una etapa totalmente diferente. Ahora soy más consciente de lo que significa dar este paso, en aquella época era muy joven», añadió luego recordando que regresa con «mucha ilusión».

Vuelve después de haberse negado hasta en dos ocasiones. Ahora, en cambio, y a pesar de que Andoni Zubizarreta, la persona que más lo intentó, no se encuentra en el Camp Nou, ya no le quedaba otro remedio. Era sí o sí. El tren volvía a pasar. «No, no suena mal», bromeó cuando le recordaron que era ya el nuevo entrenador azulgrana, el hombre elegido por Robert para recuperar la hegemonía perdida.

El Barça ya no es el mejor de España (el Madrid le ha quitado la corona de la Liga) ni tampoco en Europa, pendiente del desenlace de la final de la Champions del sábado entre Madrid y Juventus. «Intentaré que el Barça sea un poco más grande de lo que es», dijo el técnico, consciente del desafío al que se enfrenta a partir de ahora tras la marcha voluntaria de Luis Enrique, agotado como ha quedado el asturiano por no hallar recursos suficientes para inyectar más energía al equipo. A Valverde, por lo tanto, le corresponde dotar de nuevos registros al Barça del tridente, necesitado, eso sí, de incorporar varios refuerzos en posiciones claves: lateral derecho, interior y delantero. Quizá hasta un central.

«COMPROMETIDO» / Sabe el Txingurri dónde se mete. No hace falta que nadie, ni siquiera Robert, le expliquen dónde acaba de entrar, obligado el Barça a recomponer vínculos que se han perdido. Tanto con el juego -Luis Enrique priorizó el juego directo y vertical por encima de los centrocampistas- como con La Masia, donde ningún joven salido de ahí se ha asentado en el primer equipo en los últimos seis años. Solo Sergi Roberto, que debutó con Pep Guardiola al mando del banquillo, se ha hecho un hueco. «Queremos que la afición vea un equipo que se comprometa con el juego y, sobre todo, con su gente», aseguró Valverde.

«Me gustaría que las cosas vayan bien, que la gente siga disfrutando como hizo en los últimos años», afirmó el nuevo técnico azulgrana, quien recordó que «en las últimas temporadas han disfrutado de muchos grandes jugadores y entrenadores». Por eso, no quiere Valverde que ese relato futbolístico se interrumpa. «Mi idea es que continúe así; que todavía se lo pasen mejor y estén orgullosos del equipo». Hoy, a las 13.00 horas, ofrecerá su primera rueda de prensa como el nuevo capitán del Barcelona desde la banda. Será en su presentación oficial en sociedad.