¿Quién dijo que las escapadas lejanas ya formaban parte de la prehistoria del ciclismo? Será por la edad de Alejandro Valverde, camino de los 35 años, porque si no, no se puede explicar. Si hasta la temporada pasada el ciclista murciano, líder del conjunto Movistar, se identificaba por ser el único corredor del pelotón mundial capaz de lograr victorias o luchar por ellas de febrero a octubre, es decir desde el inicio hasta el final de temporada, en este 2015 ha decidido romper todos los pronósticos. Valverde ya gana en enero.

La victoria de este sábado, de haberla conseguido en alguna de las grandes citas de la temporada, clásicas o rondas de tres semanas, quedaría enmarcada en el libro de oro del ciclismo. Todo, todo lo necesario para redondear una gesta sobre una bicicleta en la prueba reina de la Challenge de Mallorca, que ha abierto oficialmente la temporada ciclista española. El corredor murciano se ha llevado el trofeo Serra Tramuntana, que ha circulado por las más complicadas cimas mallorquinas, entre ellas el Coll de Sa Batalla y el Puig Major. Y lo ha hecho atacando en solitario, a más de 20 kilómetros de la llegada, en la localidad de Deià, para conseguir dos minutos de ventaja sobre sus primeros perseguidores.

La leyenda contará que Valverde quiso ganar el viernes en Pollença, pero reaccionó demasiado tarde. Y entre motos y el follón del último kilómetro se tuvo que conformar con la segunda plaza. El murciano llegó enrabietado al hotel, enojado y decidido a liarla, como así ha sido, en la jornada reina de la prueba balear. Primera victoria del año para un ciclista que terminó el 2014 como número uno del mundo, que peleó sin éxito por el podio del Tour pero que sí logró ascender en tercera posición al cajón de la Vuelta en una temporada en la que ganó la Flecha Valona, la Clásica de San Sebastián y fue medalla de bronce en el Mundial de Ponferrada.