Ernesto Valverde, el técnico del Espanyol, tendrá las horas contadas en el banquillo de Montjuïc si el equipo blanquiazul no gana a la Real Sociedad, el colista de Primera, en Anoeta en la décima jornada. La eliminación de la Copa ante el Rayo Vallecano, un club de Segunda B, ha reabierto la crisis deportiva en un club que pasa de tocar el cielo a caer en el infierno en 72 horas. El tiempo que se tarda en jugar el mejor partido de la temporada y empatar frente al Valencia en la Liga el pasado domingo a hacer el mayor ridículo y caer eliminado en la Copa el pasado miércoles. El Espanyol no tiene término medio. "Nosotros no pensamos en su destitución. Estamos al 100% con el entrenador porque fuimos nosotros los que no demostramos en el campo que podíamos seguir adelante", afirmó ayer De la Peña.

Hace tres años, Daniel Sánchez Llibre, el presidente del Espanyol, destituyó a Javier Clemente en la décima jornada. Hace una temporada, en la décima jornada, el máximo dirigente de la entidad destituyó durante 48 horas a Miguel Ángel Lotina tras la derrota en Pamplona. Lotina siguió en el banquillo porque el club no encontró un sustituto válido para el preparador vasco. Algo parecido puede suceder el próximo domingo si el equipo pierde ante la Real, el colista que aún no conoce la victoria tras nueve jornadas de competición. Bartolomé Márquez, el técnico de la casa que ha estado ayudando a Lotina y a Valverde, es el elegido por un sector de la directiva ante la falta de dinero. Otros prefieren a Luis Fernández.

Todo parece indicar que a Valverde se le ha acabado el crédito en los despachos de Montjuïc y ya no importa que el equipo lleve cinco jornadas consecutivas sin perder en la Liga --una racha que no se repetía desde el 2002--.