En febrero ha pagado el Barça, como resulta obvio, el tremendo esfuerzo de enero donde disputó ocho partidos en apenas 24 días. No ha perdido el tren de nada, aunque sí se le notan los efectos de tan estresante calendario. Sostiene Valverde que no está en ningún bajón, y a los datos se remite, pero sí ha entrado en un comprensible valle, cediendo tres empates en los cinco últimos partidos. Por eso, el técnico pide un nuevo impulso a su equipo «en una semana decisiva de nueve puntos», que arranca hoy en el Camp Nou con la visita del Girona (20.45 h.), «el equipo revelación de la Liga», como confesó el propio Valverde.

Un impulso necesario, sobre todo, en la fase ofensiva, donde el técnico ha detectado que ha perdido contundencia. Puestos a simplificar, todo se reduce, como casi siempre, a Messi. El astro firmó ocho goles en un enero donde el equipo concedió la única derrota de los seis últimos meses: en Cornellá ante el Espanyol en la Copa. En febrero, sin embargo, Messi solo lleva un tanto en seis partidos, el decisivo que hizo en Stamford Bridge. Por ahí, y a la espera de que Dembélé aporte lo que tanto se necesita -desequilibrio, regate y compañía para Leo y Suárez-, el Barça se ha sostenido sobre su fiereza defensiva. Apenas siete goles encajados en 14 partidos.

«Dembélé está preparado», recordó Valverde, quien medita refrescar su once de gala con la aparición, por ejemplo, de Coutinho. Pero la convocatoria para el duelo con el Girona revela el pragmatismo del técnico, quien no reservó a nadie. Prescindió, eso sí, de Denis Suárez, que encadenará su octavo partido consecutivo sin jugar ni un solo minuto, Alcácer, Yerry Mina y André Gomes, a quien su mal rendimiento en Mestalla le sigue pasando factura.