Violencia y fútbol se vuelven a mezclar. Hace unos días Bilbao daba la vuelta al mundo por el enfrentamiento de los ultras del Spartak de Moscú y los radicales del Athletic. La batalla campal que se vivió en los alrededores del San Mamés recordó los peores episodios del deporte. Ahora, Marrakech toma el relevo con otra escena de violencia en los estadios.

Y es que, durante el partido de la Liga de Marruecos (Botola) que enfrentaba al Kawbab local con el Raja de Casablanca, los ultras del equipo visitante han arrancado alrededor de 2.000 asientos del estadio, con capacidad para 45.000 espectadores. Los hechos, han obligado al árbitro a suspender el encuentro durante 6 minutos y han provocado violentos enfrentamientos entre policía y aficionados.

65 detenidos, 14 agentes heridos e "importantes daños materiales" son el resultado de un episodio que se está convirtiendo en habitual en Marruecos, donde los disturbios provocados por ultras, especialmente por los que apoyan a los dos grandes clubes de Casablanca (el Raja y el Wydad), ya no sorprenden a nadie.

DEL SILENCIO AL VANDALISMO

El partido entre el Kawbab y el Raja de Casablanca empezó con un minuto de silencio en memoria de los 4 aficionados del equipo visitante que fallecieron en un accidente de tráfico cuando viajaban hacia Marrakech para asistir a ese mismo encuentro. Y finalizó con violencia y vandalismo. Eso sí, detenidos los hinchas que provocaron los altercados, el fútbol continuó y el Raja, dirigido por el entrenador español Juan Carlos Garrido, ganó por 0 a 3 y mantuvo la segunda posición liguera. Solo dos puntos le separan del líder, el Ittihad Riadi de Tánger.