Poco más tarde del mediodía de ayer ya tenía el Zaragoza la confirmación de lo que se temía desde el pasado sábado. Jaime Romero se destrozó la rodilla derecha en el minuto 62 del choque ante el Deportivo Alavés. Como si quisiera esperar un poco para digerir el golpe, la entidad tardó en emitir el comunicado tras la resonancia magnética nuclear a la que fue sometido en la Clínica Quirón: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, un esguince de grado II del ligamento colateral interno y rotura del menisco externo fue el parte médico del extremo.

Jaime será operado hoy mismo por el doctor Ramón Cugat en el Hospital Quironsalud Barcelona y, en la práctica, dice adiós a la temporada, porque estas lesiones exigen al menos seis meses de rehabilitación y puesta a punto. Dado el estado de esa rodilla, ese periodo será superior casi con total seguridad.

El jugador quiso evitar a su salida de la Clínica Quirón de Zaragoza a los medios de comunicación. El golpe fue tremendo para Jaime, que ni escuchó la totalidad del diagnóstico, en su cabeza se quedó grabado a fuego el término ligamento cruzado. Y minutos después de salir de la clínica ni recordaba si en la articulación tenía más lesiones. Las tenía. Jaime notó un crujido al intentar alcanzar un balón junto a la banda derecha del ataque zaragocista y de inmediato sabía que era grave.

Su cara de preocupación al abandonar el césped le delataba, la misma que tenía el domingo, temiéndose el club y él lo peor tras la exploración visual. La resonancia lo confirmó y Jaime admitía ayer estar hundido tras conocer que se perderá una temporada que, en su segundo año de cesión en el Zaragoza, es decisiva en su carrera, que ya había logrado relanzar en el club aragonés durante la campaña pasada y después de la insistencia del propio jugador en repetir cesión, lo que fue clave para su continuidad en La Romareda.

El extremo está cedido por Udinese --el Zaragoza asume 250.000 de los 400.000 euros de la ficha-- y los rectores del club italiano, donde tiene contrato hasta 2017, ya tenían en la tarde de ayer toda la información sobre la lesión del futbolista. Y no tardaron en decidir dónde se opera. El Udinese y el Granada, ambos propiedad de la familia Pozzo, tienen suscrito un seguro en este caso de lesiones graves y desde el primer momento estaba claro que iba a ser el doctor Cugat el cirujano. La rehabilitación se consesuará con el futbolista, pero Udinese tratará en lo posible de complacer los deseos de Jaime. Es decir, que haga la rehabilitación, al menos el comienzo, donde se sienta más cómodo.

VARIAS LESIONES

Ni qué decir tiene que en el contrato de cesión no existe ninguna cláusula en caso de lesión grave y que Zaragoza y Udinese tendrán que asumir del mismo modo la parte de la ficha tal y como estaba estipulado. Jaime tiene un largo historial de lesiones desde que salió del Albacete en el 2009. En su primer curso en el Udinese tuvo problemas de pubis, en el segundo, cuando estuvo cedido en el Bari, fue operado en la rodilla izquierda por una lesión --una luxación-- en la rotula y, en las dos campañas en el Granada (11-13) vivió varias lesiones musculares. El año pasado en el Zaragoza sufrió una lesión en el cuádriceps en agosto, otra en el isquiotibial en enero ante el Recre, de la que recayó dos veces, y una elongación en el isquio con el Girona.

El Zaragoza había hecho una apuesta muy fuerte en sus bandas, sobre todo con Jaime, con Hinestroza y con la continuidad de Pedro, ahora lesionado, y el varapalo que supuso en el club la grave lesión del manchego fue importante. Por mucho que se pudiera considerar a Jaime y a Mario dos jugadores de riesgo por su historial de lesiones, el Zaragoza se encuentra ahora que dos pilares fundamentales están fuera, ya que al central aún le queda al menos un mes de baja.