Por segunda semana consecutiva el líder de la categoría visitaba La Romareda. No era un simple equipo que copaba las primeras posiciones por azar, o por un cúmulo de resultados positivos. Osasuna demostró ayer sus altas capacidades y presentó de manera clara su candidatura al ascenso. Natxo González orquestó un bloque compacto, con escasas fisuras ante un club navarro que no habitúa a perdonar. «Creo que en la primera y en la segunda ha empezado mejor Osasuna y a raíz de ello hemos ido creciendo. En el segundo tiempo hemos perdido el balón ante un equipo que compite muy bien ante jugadores de mucha calidad y experiencia», explicó el técnico zaragocista.

El conjunto rojillo cumple las premisas de equipo recién descendido: con parte del bloque del pasado curso y con un gasto de fichajes como nunca se había realizado en la categoría. Pocas veces en Segunda un equipo ha realizado un desembolso tan grande en piezas como David Rodríguez, Aridane o Quique González, todo un repertorio de lujo. Además, están siendo un equipo que sabe jugar a fútbol y el Real Zaragoza tuvo la capacidad para anular a los navarros en varias fases de la contienda: «Todo podía heber sido mejor. Hay que tener en cuenta que el rival era muy complicado, yo veo la botella medio llena», analizó Natxo González. Durante los primeros instantes del encuentro, Osasuna ejerció un dominio aplastante, tanto con el balón como sin él. Tal fue que el Real Zaragoza apenas pasó de su propio campo durante los primeros quince minutos. Natxo González explicó que «hemos buscado tener el control de partido con el balón, pero nos costó poder hilar el juego. Tratamos de llegar al área contraria con rapidez, pero era complicado poder realizarlo ante un equipo que sabía replegarse con mucho orden».

El Real Zaragoza cierra así una semana con tres partidos que han cambiado por completo su posición en la clasificación. Con un bagaje de siete puntos de nueve posibles se asienta en mitad de tabla. Aunque, para el técnico del Real Zaragoza, el peso de tantos minutos seguidos mermó al equipo. «Hemos tenido mucho desgaste en poco tiempo», aseguró.

El partido no pareció de Segunda, todo lo contrario. Un recibimiento que carece de categoría y una Romareda entregada en cuerpo y alma al equipo, con una entrada soberbia. « Ha sido increíble», espetó Natxo González lleno de satisfacción por el ambiente. Los aficionados vibraron, dieron colorido y dejaron sus gargantas vacías tras hacer del estadio blanquiazul una auténtica caldera. «Solo puedo decir gracias a todos los aficionados por el recibimiento. Esta afición es muy grande. Siempre nos vaciaremos por ellos. Tenemos que jugar para devolver todo lo que ellos nos aportan», aseguró Natxo González.