No tiene malicia este Real Zaragoza. Está verde y no precisamente de esperanza. Verde como las campiñas inglesas que dejó atrás sin grandes honores y que hoy ha cambiado por el tradicional césped de Los Pajaritos. Le falta hueso, columna vertebral y hasta sangre. Ofreció una primera parte sin temperatura en ataque y con una estructura en el once por lo menos desconcertante. Ponzio se incrustó entre los centrales y también entre los centrocampistas, terreno nulo si no se coge la posición, que es lo que ocurrió con el argentino. Kevin y Abraham se encargaron de coger el timón y ni salieron de puerto. y Braulio y Lafita, las supuestas flechas,no tuvieron acero en su juego ni en sus intenciones.

Para animarse, el Real Zaragoza recibió un gol en propia meta de Gorka Larrea. Pero ni así. El Numancia, más equipo y no por agradar a su gente en el estreno en casa, produjo fútbol del de verdad, del de toda la vida, por los extremos. Un contragolpe de manual conducido por Natalio acabó en la bota de Cedric con Roberto batido. El empate puso las cosas en su sitio en el marcador y en el campo. Los sorianos, con mayor movilidad y con más jerarquía, no agobiaron, pero fueron avisando. En el descanso el Real Zaragoza regresó al frigorífico, como si nunca hubiera salido de él.

Una acción personal e intransferible de Lafita al inicio de la segunda mitad descubrió que había un equipo de Primera al menos por el nombre. El canterano acabó con la edad de hielo filtrándose por la media luba y dibujando un precioso arco en su disparo con el interior. Edu Navarro se estiró sabiendo que lo mejor que podía sacar era una fotografía.

La ventaja dio voltios a la trémula escuadra de Aguirre. Abraham y Oriol, relevo de Kevin, a los que se unió Juan Carlos, dieron calor al partido. El Real Zaragoza afiló el hocico pero no la mandíbula, brioso aunque sin puño suficiente frente a la portería rival. Cuando el primer triunfo de la pretemporada adornaba el marcador, ocurrió el accidente más inesperado: Roberto, que debutó, se quedó clavado en una pelota colgada que Jaio envió dentro. En la suerte que mejor domina, el meta se hizo estatua de sal para un empate amargo.

Real Zaragoza: Roberto, Lanzaro, Laguardia, Mateos, Paredes, Ponzio, Abraham, Kevin, Juan Carlos, Lafita y Braulio. Tambien jugarron: Ortí, Uche, Joel y Oriol.