Almería no suele aparecer demasiado en los medios. Ni la ciudad ni mucho menos su club, el equipo que dirige ahora Sergi Barjuan. El domingo, después de lograr una victoria decisiva ante el Eibar, el escándalo estalló en la sala de prensa del estadio andaluz. Gaizka Garitano precipitó su comparecencia ante la falta de respeto de dos individuos, que no aceptaban las respuestas en euskera del técnico del Eibar. Su pecado fue responder en su idioma a la televisión autonómica vasca, como en cada partido.

La Asociación de la Prensa de Almería reaccionó con contundencia a la vergüenza. "Esos dos señores no son periodistas ni son titulados ni nada. Su actitud fue lamentable. Cualquiera tiene derecho a hablar en su lengua. Llevamos 40 años de democracia y no se puede caer en esto", aseguró Covadonga Porrúa, la presidenta de la entidad. "Son dos personajes a los que ni siquiera podemos sancionar. El intrusismo en la profesión es un problema muy grave. Solo podemos pedir perdón a Garitano y a los medios que no pudieron desarrollar su trabajo por dos catetos mentales. La carrera y la profesionalidad sirven para algo. Es como si yo digo que soy cirujana y se me contrata para ello sin serlo".

En esa escena esperpéntica sobresalió la actuación de Juanjo Moreno, el jefe de prensa del club andaluz, que tuvo ayer un día complicado. "No quiero protagonismo. Solo hice mi trabajo. Solo quería respeto. En 10 años de responsable de prensa del Almería y 30 de profesión jamás viví algo así", explicó. Moreno no quería más repercusión. Se siente incómodo en un escándalo provocado por dos colaboradores de quien no quiso dar demasiados detalles. Pero los más veteranos de la prensa almeriense los conocen bien. Se trata de José Luis Laynez, un profesor de instituto que acudió a la sala de prensa con su mujer, acreditado para la agencia Área 11, y Chema Fernández, colaborador de Onda Cero, secretario de la delegación almeriense de la Federación Andaluza de Fútbol.

Garitano se dirigió al primero cuando preguntó si pasaba "algo" por sus respuestas en euskera. "Son dos fachas intolerantes que no representan a nuestra profesión", revela un veterano reportero que sigue la actualidad del Almería. Semanas antes, Moyes, el técnico escocés de la Real, habló en inglés en el mismo escenario y nadie protestó.

Para encontrar un caso similar al de Garitano hay que remitirse al 2011, cuando Raúl Agné, entonces técnico del Girona, se levantó de su silla porque los periodistas de Huesca criticaban que respondiera en catalán.